En ERC bajan las aguas turbias. De todos los partidos castigados en las últimas elecciones municipales, ha sido el que ha acusado el golpe con más fuerza. En su interior bullen los movimientos ante una base tradicionalmente levantisca y cabreada.
El secretario general, Joan Puigcercós, hizo en una conferencia el jueves pasado una proclamación de su candidatura al máximo liderazgo del partido. De su conferencia han llamado la atención propuestas como instar a los catalanes a manifestarse en Madrid o “no regir” el conflicto lingüístico. Sus críticos le recuerdan que hace poco Puigcercós era el abanderado de la tranquilidad en el interior del partido, que se achantó en el caso de las banderas y que en esa búsqueda de la respetabilidad instó a los altos cargos del partido a “encorbatarse”.
La proclama del secretario general, que habló de renovar ideas y equipos, implica desbancar a Carod. Éste, que no asistió a la conferencia, por “motivos de agenda”, tiene preparada su conferencia para la semana que viene. El día 30 realiza su convención la primera tendencia organizada, la del ex consejero Carretero, y otra agrupación interna, esquerra independentista, realiza proselitismo interior.
Todo lo explicado se produce cuando en la dirección del partido se ha rechazado adelantar el congreso y el partido se enfrenta a una campaña electora para las generales con muchas incógnitas sobre su resultado.
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