Venezuela: hogar de 200 mil colombianos

La mayoría llegaron a Venezuela cruzando el puente Simón Bolívar que une a Cúcuta (Colombia) con San Antonio de Táchira (Venezuela). A pocos kilómetros de San Antonio está Ureña, en donde se concentra una importante comunidad de colombianos, todos humildes, que han encontrado en Venezuela, no sólo un Estado que les ofrece salud y educación, sino la paz que su propio país no pudo brindarles. Sin embargo, la calma y tranquilidad que con tanto sacrificio han encontrado parece querer esfumárseles de entre los dedos, pues la llegada de grupos paramilitares colombianos a territorio venezolano, los amenaza de nuevo. Casos como el de Víctor Manuel Silva, un campesino colombiano que lleva cinco años en Ureña con sus seis hijos y su esposa, dibujan la cara de un episodio más en la guerra colombiana, que ahora, además, se extiende a sus vecinos. La familia de Silva es procedente de Valledupar; sin embargo, la decisión de abandonar su hogar surgió cuando las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), lideradas en esa zona por alias ‘Daniel’, empezaron a cobrar cuotas y vacunas a los lugareños. Un día, ‘Daniel’ asesinó, en presencia de su hijo, a un compañero de  Silva, quien fue obligado a desalojar su parcela. Luego de los hechos, Silva y su familia se trasladaron a Venezuela, en donde los últimos años han logrado vivir en paz; sin embargo, pese a que este colombiano sólo expresa palabras de gratitud hacia el Gobierno de Venezuela y ACNUR, reconoce que la seguridad en Ureña se está agravando por la llegada de paramilitares colombianos. "Yo no salgo para nada, sólo a la bodega o hacer mercado", explicó, convencido de que "son paramilitares de Colombia los que mandan aquí". Y es que el modus operandi de estas bandas es similar al de los paramilitares: deciden donde pueden instalarse las familias y quienes deben salir fuera de un asentamiento. Como si la situación anterior fuera poco, Vallés ha manifestado que de los casi 200 mil colombianos que residen en Venezuela, tan sólo el 7, 5 por ciento (es decir, 15 mil) tienen estatus de refugiados, el resto (es decir 195 mil personas correspondientes al restante 92,5%), son personas “invisibilizadas” que buscan regularizar su situación. Pero además, a estos hechos debe sumarles otros fenómenos como la posibilidad de que muchos de los refugiados, antes de cruzar la frontera, ya hubiesen sido desplazados una o dos veces más en Colombia, o como le sucede a otra nacional, que pidió ser mantenida en el anonimato, ser víctima primero de la guerrilla –mientras vivió en el país–, y ahora probablemente de los paramilitares que invaden el país vecino. De cualquier forma, cabe recordar que con motivo del Día Mundial del Refugiado, ACNUR ha organizado un acto cultural y de hermandad sobre el puente Simón Bolívar -que se realizará el luines 20 de junio- con el objetivo, según Vallés, de llamar la atención sobre la situación de los colombianos en Venezuela.