www.diariocritico.com

Rajoy exige a Zapatero que convoque elecciones generales anticipadas

Rajoy: 'No era usted quien exploraba a ETA; era ETA quien exploraba hasta dónde podía llegar usted'

Rajoy: "No era usted quien exploraba a ETA; era ETA quien exploraba hasta dónde podía llegar usted"

· ZP le replicó que será su último debate "porque le salen sucesores por todos sitios"

martes 03 de julio de 2007, 16:27h


El rifirrafe parlamentario era inevitable tras la intervención inicial de Zapatero en el debate sobre el estado de la Nación. En una intervención realmente dura, pero previsible, Rajoy acusó a Zapatero de mentir con respecto a ETA. Le ha dicho que no ha convencido sus explicaciones sobre esta cuestión, pero que le ayudará a “apagar el incendio”, aunque exigiendo, primero, la vuelta al pacto antiterrorista –sin citarlo de esa forma-, y, luego, responsabilidades políticas. En la réplica, Zapatero, evidentemente dolido, bajó al terreno personal para intentar descalificar a su adversario llamándole “especialista en plastilina” –por los ‘hilillos’ del ‘Prestige’- y restándole credibilidad y poder dentro de su partido, el PP, porque “le salen sucesores por todos sitios”.

“No pretendo hacer leña del árbol caído, pero tampoco voy a correr una cortina que nos oculte la realidad nacional”. Esta frase del líder de la oposición, Mariano Rajoy, relativa al fracasado proceso negociador con la banda terrorista ETA, anunciaba que el debate sobre el estado de la Nación iba a entrar por los presumibles derroteros de enfrentamiento total con Rodríguez Zapatero. Y así fue. Rajoy hizo un discurso realmente duro, tremendamente irónico y tan especialmente hiriente en algunos aspectos que Zapatero se lo tomó por el lado personal. No fue sólo el tema de ETA, que centró una buena parte de su intervención, sino el conjunto de la política de Zapatero durante estos tres años con lo que machacó un Rajoy que, si Zapatero había pintado la ‘España de las maravillas’, él reconvirtió en poco menos que la ‘España de Torquemada’.

En definitiva, Rajoy llegó a decir que “ha llegado el lamentable extremos de que para avalar su palabra tendría que mostrar las actas de las reuniones con ETA y no espero que lo que haga”. Sin embargo, a lo largo de su intervención, Rajoy no cesó en asegurar que Zapatero ha perdido credibilidad y que no tiene más remedio que convocar elecciones generales anticipadas.

En realidad, la respuesta de Rajoy a la intervención del presidente unas horas antes era absolutamente previsible. Y aún más en lo relativo a ETA: “Los apaños que usted se ha traído con los terroristas”, “mi posición no ha cambiado nunca, ni siquiera la conducta desleal del señor presidente ha conseguido que mi posición cambie”; “no pretendo hacer leña del árbol caído, pero tampoco voy a correr una cortina que nos oculte la realidad nacional”; “si alguien provoca un incendio en mi vecindario, yo le ayudaré a apagarlo porque es mi obligación, pero no renunciaré a exigir responsabilidades al incendiario”… son algunas de las frases que Rajoy le dedicó a Zapatero en el inicio de este delicado tema.

Y, luego, la ‘bomba oral’: “Señor presidente, nos mintió: no era usted quien exploró a ETA, era ETA quien estaba explorando hasta dónde podía llegar usted”. La ‘mentira’ vino, junto a que “no nos cuente que lo hizo de buena fe”, porque, según Rajoy, Zapatero pactó con ETA-Batasuna que volverían a los ayuntamientos; que iba a incluir en su declaración en el Congreso en 2006 la expresión “el derecho a decidir de los vascos”; la excarcelación de De Juana Chaos; la “comedia” de pedir permiso al Parlamento para hablar con ETA… En definitiva, le ‘recomendó’ que deje de hacerse la víctima porque los etarras “no le han engañado, no se han equivocado: se ha equivocado usted que lleva tres años tratando de engañar a todo el mundo”.

Rajoy se fue ‘encendiendo’ a lo largo de su intervención: “Cada día que pasaba nos hemos sentido más avergonzados viendo cómo se dejaba manipular por los terroristas: ha paseado nuestra vergüenza por toda Europa”, le echó a la cara, sin miramientos, para añadirle frases como “nos humilló” en el Parlamento Europeo; “se ha levantado acta de todas las claudicaciones”; tras el atentado de Barajas “se empecinó en seguir transitando por un sendero que sabía que no tenía salida”, o, “desde luego usted no ha podido convencer ni a esta Cámara ni a los españoles de lo que quieren oír: que se acabó esta historia y que, a partir de ahora, vamos a hacer las cosas como se hacían cuando se hacían bien”.

Salió entonces el Rajoy del palo y de la zanahoria, de la acusación y del ‘te voy a echar una mano’, el Rajoy cínico, en definitiva: “Ha mentido hasta unos extremos inéditos, ha quebrado algo tan irreparable como la confianza”, pero “tranquilícese: si ETA nos ataca los españoles me oirán decir que toda la culpa es de ETA”. Ahora bien, su ‘ayuda’ es “para derrotar a ETA. Vamos a luchar contra ETA”, aunque sea contra una banda mucho más fortalecida que la que se encontró en 2004: “Si está usted dispuesto a reconstruir el consenso en esta materia, tendrá que ser sin ambigüedades y sin jugar con las palabras”, es decir, alcanzar un acuerdo en los objetivos y en los procedimientos: y es necesario que exista un “consenso real” entre el PP y el PSOE, “que es lo único que permite tomar decisiones en nombre de todos”. Es decir, la vuelta al pacto antiterrorista.

Pactar en Navarra, ¿a cualquier precio?

Tanto en la intervención inicial de Rajoy, como en la réplica del presidente Rodríguez Zapatero, la cuestión de Navarra estuvo más presente que nunca. Rajoy llegó a afirmar que “no se atreve a decir qué va a hacer con Navarra, que no es una comunidad autónoma como las otras: allí está en juego algo más que una simple disputa por el poder, se enfrentan dos formas de entender España y es usted quien decide”.

En este sentido, Zapatero arremetió inmisericorde en su réplica inicial: “¿Qué convicciones tiene usted, señor Rajoy?”, le preguntó el presidente, para añadir que después de decir lo que ha dicho sobre el Partido Socialista “usted quiere que el PSN quiere que colabore con UPN en la gobernabilidad de Navarra”. Por si no se había entendido, añadió: “¿Quiere usted pactar con el partido que ha traicionado a las víctimas y ha pactado con ETA, o lo que quiere una vez más es sólo gobernar en Navarra?”. Por la respuesta presidencial, que exigió que Rajoy pidiera perdón a los socialistas navarros antes de encarar cualquier proceso negociador, el gobierno de UPN en Navarra está más que en el aire: puede darse el pacto entre el PSN de Puras y la Nafarroa Bai de Patxi Zabaleta.

Un discurso “doloroso”

 Más allá de ETA y Navarra, el discurso de Rajoy fue un constante latigazo –eso supuso él, al menos, junto a sus asesores- a la ‘España feliz y de autobombo’ de Zapatero; aunque, claro, anteponiendo la ‘España negra’ que Rajoy ve después de tres años de gobierno socialista. Para Rajoy, “su mandato no concluye en marzo, ha concluido ya… termina su mandato y lo ha desperdiciado”, pero hasta él mismo se dio cuenta de la dureza de su intervención al asegurar con supuesta benevolencia que “le aseguro que éste es el discurso más doloroso que en mi vida he tenido que pronunciar”.

 Calificó Rajoy de “discurso huidizo” y de “mitin electoral” la intervención general de Zapatero, le dijo que “ahora estamos caminando sobre los escombros”, que “el estado de la política del Gobierno se puede resumir en una sola palabra: lamentable”, que “nunca he visto a nadie hablar mejor de sí mismo”, que “no basta estar en el Gobierno para gobernar”, que “no existe un plan, no existe un programa”, que “está muy bonito exportar alianza de civilizaciones, pero es más importante exportar solvencia política…” y etcétera, etcétera.

En un repaso breve, pero, claro, ‘incendiario’, de la política del Gobierno departamento a departamento, Rajoy dijo que en economía “se lo ha encontrado todo hecho: lo menos que se le podía pedir es que diera pedales a la bicicleta, pero no ha dado ni una pedalada”, que “la tarta estaba mejor repartida cuando gobernábamos nosotros”, que los salarios reales no crecen, que los tipos de interés se incrementan, que se ha estancado la convergencia real y que todo ello “no es para estar orgulloso”.

Y peor aún, Rajoy le achacó a Zapatero ese “vicio incurable de meter la mano donde no se debe, esa arcaica tentación socialista conocida como intervencionismo” que es la OPA, el “acoso a empresarios”, la “escasa fiabilidad de los organismos reguladores”, las “oscuras maniobras de su Oficina Económica”, la “incapacidad para establecer las tareas prioritarias de gobierno”, la educación, que “sigue siendo manifiestamente mejorable”, o la inmigración, campo en el que en 2006 entraron 640.000 y donde ya –según sus cifras- superamos el millón en situación irregular y “sigue el efecto llamada”.

Ítem más: para Rajoy la vivienda sigue subiendo -“el 39 % desde que usted está en el gobierno”-; en seguridad, en 2006 “batió el record de infracciones penales en la moderna historia de España”; las infraestructuras “paralizadas y todas retrasadas”; la política exterior “es un bochorno”; la Ley de Violencia Doméstica “ha fracasado en su desarrollo y puesta en práctica”, y, además, Zapatero fomenta “la división de los ciudadanos causando con ello un grave daño a la convivencia”. Se refería Rajoy, claro, a la Ley de Memoria Histórica, que, “con el pretexto de satisfacer deudas de justicia pendientes, no tiene más efecto práctico que sembrar cizaña entre los españoles”. “No necesitábamos que viniera usted para recuperar la memoria… no tiene nada que ver con el olvido, tiene que ver con la voluntad… rechazábamos que nuestra memoria fuera el carburante de un nuevo motor”.

Para Rajoy, Zapatero “ha deteriorado” el clima de confianza, “ha jugado con todos y con todo, ha engañado a unos y a otros, ha defraudado a la mayoría, ha generado una enorme inestabilidad política y ha provocado una grave crisis institucional. Sin duda, ha dejado usted huella, señor presidente”. En suma, que desde el palacio de la Moncloa “ha jugueteado con la estructura del Estado como un niño con un mecano”.

Dura réplica de Zapatero

 La réplica de Rodríguez Zapatero, tan larga como su intervención inicial –el presidente no tiene límite de tiempo-, fue extremadamente dura, cargando de forma personal contra el líder de la oposición: “Usted lo único que ha hecho en estos tres años es centrar su oposición utilizando a ETA contra el Gobierno” y manteniendo “un estilo que pudiéramos calificar de faltón”.

También le dijo que es “el último debate” de este tipo que los dos iban a tener “y no lo digo por mí, sino por usted, que le salen sucesores por todos sitios”, en referencia velada a ¿Rodrigo Rato y su vuelta a España? Zapatero utilizó el recurso fácil de la descalificación personal del contrario, diciendo que Rajoy siempre “pasó desapercibido”: cuando fue ministro de Educación, de Presidencia, de Interior y hasta en la Vicepresidencia del Gobierno, “donde no pasó desapercibido porque pasó como un gran especialista en plastilina”, por los famosos ‘hilillos’ del ‘Prestige’.

Rajoy a Zapatero: “Usted no tiene talla”

Si dura fue la réplica de Zapatero a Rajoy, la de Rajoy a Zapatero fue aún más demoledora. Si insultos hubo en un lado, insultos hubo en el otro. Un espectáculo de barra de bar en el que el insulto más suave de uno a otro fue el de “mentiroso”. Rajoy, en su réplica, llegó a decirle al presidente: “Déjese usted de quejas… el presidente del Gobierno no llora, señor Rodríguez Zapatero; lo que el presidente del Gobierno tiene que hacer es gobernar”, para lanzarle un “usted no tiene talla para asumir la responsabilidad que en estos momentos tiene”.

Dolido por lo de la ‘plastilina’ del ‘Prestige’, Rajoy sacó su humor gallego: “Yo no dije ‘plastilina’, dije ‘hilillos de plastilina’”, pero “lo que yo no hice fue llamar accidente a un atentado criminal…”, para afirmar por fin que “usted se ha escondido porque ha tenido miedo, le ha faltado gallardía y le ha sobrado demagogia” en cuestiones como la situación de nuestras tropas en el exterior, o después del atentado de Barajas, o después de la ruptura de la tregua por ETA.

Si la réplica fue durísima, la dúplica fue ‘tabernaria’, como antes había dicho Rajoy. Quedó patente más que nunca que nos encontramos ante dos modelos no distintos, sino antagónicos. En ese turno, Zapatero le dijo a Rajoy que “se esperaba de usted una oposición crítica pero leal”, le reconoció que “yo cometí un terrible error de pronóstico el 29 de diciembre, un día antes del atentado de la T-4… pero desde esta misma tribuna reconocí ese error y pedí disculpas” y le echó en cara que “durante tres años hemos tenido casi que defendernos de sus ataques por el 11-M”.

Fue en ese turno donde surgió con fuerza la guerra de Irak, con los tópicos por ambas partes ya conocidos de antemano. Pero ahí, Zapatero le exigió a Rajoy que reconociera que eso “sí” fue “una acción de guerra” y pidió a Rajoy que “suba a esta tribuna y diga que se equivocaron en Irak. Dígalo y ganará mucha credibilidad entre todos los españoles”.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios