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Juntos, podemos

Juntos, podemos

domingo 03 de julio de 2011, 10:32h
Por lo que se va conociendo, el candidato socialista a las próximas elecciones generales, Alfredo Pérez Rubalcaba, prepara ya, con un  grupo de expertos del PSOE o próximos al partido, una propuesta de plan  económico de urgencia para afrontar la cada día más profunda crisis económica que padecemos y que conocidamente produce creciente alarma en Bruselas, porque España no es Grecia ni Portugal ni Irlanda, sino uno de los grandes motores de la Unión Europea y por ello, las consecuencias de una importante crisis económica en nuestro país podrían ser el inicio de un seísmo europeo. También el candidato de la derecha, Mariano Rajoy, prepara o tiene ya preparado un plan económico de urgencia, elaborado según parece con el concurso de varios de los más importantes economistas y empresarios españoles. Pero, opten por donde opten los españoles en las urnas, la cuestión no es un dilema entre el plan que elabore el PSOE y el plan que elabore el PP, sino la capacidad de promover, como en los años más difíciles de la transición, un verdadero consenso transversal que pudiera aunar los esfuerzos de todos en una dirección concertada. ¿Cuál de los candidatos tiene, en estos momentos, más capacidad para promover, impulsar y conseguir ese consenso, el socialista Pérez Rubalcaba o el conservador Rajoy? Dicho de otra manera ¿el PSOE o el PP? Esta es la cuestión cuya valoración por los electores decidirá, sin la menor duda, el sentido mayoritario del voto en las próximas elecciones generales, porque al fin y al cabo el plan que elabore el PSOE y el plan que elabore el PP tendrán que ser muy parecidos: los datos de la situación son los que son y por tanto, las decisiones a tomar están muy condicionadas por la fuerza de la realidad que se expresa en esos datos. Europa –esto es, las cancillerías y los grandes centros políticos y económicos de decisión de la Unión Europea–  nos contempla con inquietud, pero también con generalizado deseo de que España acierte y nuestra política económica se oriente en la buena dirección. Esta es, nada menos, la enorme responsabilidad que en estos momentos alcanza transversalmente a nuestros dirigentes políticos. Y para decirlo con entera claridad, es también la enorme responsabilidad que nos alcanza a todos los ciudadanos como electores: ser capaces de eludir el sectarismo político, incluso la bien razonable disciplina de partido, y votar en clave de los intereses económicos generales de España. Nada menos. Es una verdad que no necesita demostración que “juntos, podemos”, como se vio en los años de luces de la transición, cuando el inolvidable Adolfo Suárez fue capaz de impulsar los grandes pactos transversales para la salvación y recuperación de la economía española. Los españoles, lo mismo los de izquierdas que los de derechas, tienen derecho a ver cómo el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba y el conservador Mariano Rajoy, manteniendo cada uno de ellos su igualmente legítima opción ideológica, sean capaces de sentarse juntos –el que, por voluntad de los electores, le toque como Gobierno y el que le toque como Oposición– y pactar un plan económico para la salvación y la recuperación de la economía española. Este país tiene magníficos expertos, de izquierdas y de derechas, para definir las grandes líneas de ese plan y diseñar una propuesta capaz de obtener resultados eficientes, pero es preciso tener el plan mañana mejor que pasado, incluso sería mejor hoy que mañana. No es probable, sino que es seguro, que lo mismo la patronal CEOE que las organizaciones sindicales respaldarían sin fisuras un pacto transversal de esa naturaleza. Así que las elecciones que vienen lo son en clave económica y en esa clave deben, pues, pronunciarse los candidatos. La parte buena de la noticia es que, en esta ocasión, los dos grandes partidos nacionales presentan candidatos demostradamente capaces de afrontar un desafío de esta naturaleza, porque lo mismo el socialista Pérez Rubalcaba que el muy moderado conservador Mariano Rajoy tienen capacidad y credibilidad para un gran acuerdo transversal. En manos no sólo de ellos, sino de todos, está hacer posible no lo que es deseable, sino lo que es necesario, los españoles reclaman y tienen derecho a esperar de sus políticos.
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