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Crónica del concierto

Rubén Blades pone a mover los pies y las neuronas en los Veranos de la Villa

Rubén Blades pone a mover los pies y las neuronas en los Veranos de la Villa

miércoles 13 de julio de 2011, 02:26h
Rubén Blades se encargó de calentar la primera noche fresquita del verano con un concierto de dos horas y media en el que se dieron cita algunos de los personajes más significativos de su carrera. Hubo tiempo para bailar y reflexionar con las historias de Juan Pachanga, María Lionza, el padre Antonio y su monaguillo Andrés o el ineludible Pedro Navaja.
Pocos artistas pueden presumir de hacer bailar y, a la vez, pensar a su público con sus canciones. Rubén Blades es uno de ellos. Desde la primera canción, 'La rosa de los vientos', quedó en evidencia que el panameño es mucho más que un salsero. Posiblemente estemos ante el mejor letrista en español de la historia. Un ejemplo esas 'Decisiones' que fueron uno de los primeros clásicos coreados por todo el público que abarrotaba el aforo de Puerta del Ángel. Con ‘Buscando guayaba’ la banda de Roberto Delagado que acompañaba a Blades demostró que tenía mucho sabor, en especial el trombón de Jimmy Bosch que dejó grandes muestras de su talento. Sobre todo en uno de los momentos mágicos de la noche, cuando con ‘Plantación adentro’ hizo su aparición en el escenario un antiguo compañero de Blades en Nueva York, Jerry González. El trompetista neoyorquino comenzó dubitativo pero cuando Bosch se acercó a su lado, su duelo de trombón-trompeta echó chispas y puso algunos de los momentos más calientes de la actuación. La canción, que aparecía en el disco “Metiendo mano” publicado en 1977 junto a Willie Colón, trajo a la memoria los momentos gloriosos de la Fania en los 70. No fue el único recuerdo al mítico sello discográfico, una especie de Motown de la salsa donde se concentraba la gran mayoría del talento de la música latina. Rubén recurrió a ‘Juan Pachanga’, la primera canción que grabó en un disco con las estrellas deFania, y recordó como escribió la letra y Johnny Pacheco le dejó cantarla, después de que el cantante elegido llegase tarde a la sesión de grabación, a pesar de que el panameño trabajaba en el correo del sello. El concierto dio para un largo repaso a toda su discografía, tocando temas de discos clásicos como “Siembra” o “Buscando América” pero también de otros más oscuros, como “Agua de luna”, su proyecto de musicar varios relatos de García Márquez, una obra de la que rescató ‘Ojos de perro azul’. Por supuesto que en ese repaso no faltó “la canción que siempre hay que cantar”, el inmortal ‘Pedro Navaja’, de la que dijo que el arreglo del principio le sirvió de inspiración a Quincy Jones para su arreglo del Thriller de Michael Jackson. Claro que no tuvo que recurrir al matón de “sombrero de ala ancha de medio lao” para ganarse a la gente. Eso ya lo había hecho desde el minuto uno, cuando comentó que el hotel en el que se hospedaba le había hecho un regalo de cumpleaños muy especial que tenía que devolver “antes de que se notase su desaparición”. Blades alzó una Copa del Mundo y demostró estar al tanto de lo que se cuece en el fútbol español cuando comentó con sorna que era la auténtica pues se le notaban las magulladuras tras pasar por las manos de Sergio Ramos. Una pequeña anécdota que demuestra las tablas de un artista que lleva más de cuarenta años en los escenarios. Para el final dejó la historia de ‘El padre Antonio y el monaguillo Andrés’, una canción que le sirvió como homenaje al tristemente desaparecido Facundo Cabral. Y es que como dijo en esa canción “podrán matar a las personas pero nunca a las ideas”. Así es la música de Rubén Blades, algo que pone en marcha tus pies... y tus neuronas. Veranos de la Villa 2011: De viaje con Pedro Navaja
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