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Las tres patas del horizonte andaluz

Las tres patas del horizonte andaluz

lunes 18 de julio de 2011, 21:13h
De nuevo vuelve a especularse con la posibilidad de que el candidato socialista, Alfredo Pepunto Rubalcaba haya contactado con el presidente de la Junta de Andalucía, Pepe Griñán, en las últimas semanas para sondearle la posibilidad de que elecciones generales y andaluzas vayan de la mano, vamos que si a Errepunto Zapatero le da por adelantarlas a finales de noviembre, Pepunto Griñán haga lo propio -como habitualmente siempre han hecho los presidentes andaluces, más pendientes de lo que le conviene a Ferraz  y al PSOE que de las necesidades de esta tierra- y ya se sabe que, diga lo que diga públicamente y aunque contradiga sus propios deseos, Pepegriñán está a las órdenes de quien tiene que estar, faltaría más. Sin embargo hay un problema que se le escapa a muchos comentaristas políticos que residen fuera de Sevilla. Y es que en la sede socialista andaluza de la calle San Vicente han diseñado minuciosamente una estrategia a medio plazo para poder controlar un partido que, tras la estrepitosa y abultada derrota del 22-M, está practicamente deshecho y totalmente descontrolado. En el primer Comité Director del PSOE-A tras las elecciones, celebrado el pasado lunes, Griñán pidió a todos los presentes recuperar la unidad perdida, "un socialista -dijo- una sola voz, todos los socialistas una misma voz". Como dice la frase latina "excusatio non petita, acusatio  manifesta". Vamos que Griñán pide una sola voz porque hay demasiados gritos dentro de la actual jaula de grillos del partido. De momento lo de la única voz es más un deseo que una realidad. Un deseo urgente porque de esa unidad dependen muchas cosas. Entre otras que el PSOE andaluz tenga la suficiente autonomía para poder decidir cuándo se celebrarán las elecciones andaluzas y no dependa de las decisiones que adopte y le convengan a Pepunto Rubalcaba o a Gepunto Zarrías. La estrategia socialista en Andalucía tiene varias patas. Fundamentalmente, tres. La primera, la ya citada de volver a recomponer un partido que el propio Griñán dinamitó cuando accedió al poder al descabalgar a todas las ejecutivas, incluída la regional, que había nombrado Manuel Chaves. Como ya he comentado en anteriores artículos, tras la dimisión del consejero gaditano Luis Pizarro y la huida en masa de las ejecutivas de Almería y Córdoba, Griñán solo controlaba Huelva, de la mano del portavoz parlamentario Mario Jiménez, y la maltrecha Sevilla (asediada por el escándalo de los EREs falsos que tocan a su secretario general, José Antonio Viera), gracias a la secretaria  regional de Organización, Susana Díaz. Ahora ha logrado colocar también al frente de Almería a uno de sus peones, José Luis Sánchez Teruel, pero le quedan en la agenda, además de Cádiz, Jaén -la segunda en importancia por número de militantes- en manos de Gaspar Zarrías, Córdoba, Málaga y Granada. Hasta que todas ellas no estén controladas por la regional, a Griñán no le interesa acudir a las urnas. Y eso aún puede llevar un tiempo. La otra pata es desactivar el poder municipal del PP andaluz. La jugada de plantear la incompatibilidad de los alcaldes con el puesto de parlamentario, aprobada esta semana con el apoyo de IULV-CA, no tiene otro fin que impedir que carismáticos líderes provinciales del PP como Teófila Martínez, Pedro Rodríguez, José Antonio Nieto, Francisco de la Torre, José Torres Hurtado, Esperanza Oña y, sobre todo, el alcalde hispalense Juan Ignacio Zoido, puedan arrastrar un buen número de votos si encabezan las listas electorales en las autonómicas. Las capitales andaluzas y las grandes ciudades, gobernadas todas por el PP a excepción de los enclaves sevillanos de la Dos Hermanas de Kiko Toscano y Alcalá de Guadaira. en manos de Antonio Gutiérrez Limones, suponen un porcentaje de votos que puede serle clave a Javier Arenas para conseguir la mayoría absoluta. Pese a los esfuerzos de los populares de presentar mociones en contra de esta medida en todos sus ayuntamientos, no parece que esta decisión, respaldada por una amplia mayoría en el Parlamento andaluz, los 62 votos de PSOE e IULV-CA contra los 47 del PP, pueda tener marcha atrás por muy injusta que parezca. Por último está el difícil entendimiento con IULV-CA, necesario para el PSOE ya que Griñán sabe que esta vez no conseguirá ni mucho menos, la mayoría absoluta que alcanzó Chaves en 2008. Los cinco o seis parlamentarios que pudiera obtener la coalición de izquierdas podrían ser claves para gobernar y ya han comenzado los contactos al más alto nivel para limar diferencias. El principal obstáculo entre ambas formaciones lo representa el alcalde de Marinaleda y representante de la CUT-BAI en la coalición, Juan Manuel Sánchez Gordillo. Y el acuerdo sobre las incompatibilidades de alcaldes y parlamentarios lo dejará fuera de la Cámara andaluza. El coordinador general de IULV-CA, Diego Valderas, tiene pues las manos libres para sacar tajada -por primera vez en la historia autonómica IU formaría parte del Gobierno de la Junta de Andalucía- de las urgentes necesidades socialistas.  No parece, por lo tanto, que ni el millón y pico de parados ni los escándalos de los EREs fraudulentos, que finalmente no se debatirán en el Parlamento, hayan hecho mella en el futuro entendimiento del denominado (nadie sabe por qué) "gobierno de progreso". Para completar estas tres patas, Pepe Griñán necesita tiempo y de ahí que prefiera agotar la legislatura y celebrar las elecciones en marzo de 2012, pero a nadie le extrañaría que, una vez más, se sometiese a los dictados de Rubalcaba y adelantase la fecha. De ahí las prisas que tienen todos por cerrar los acuerdos. Todo ello, claro, si el PP no consigue la mayoría absoluta. Porque, de ser así, toda la estudiada estrategia socialista se iría al garete y el pacto sociocomunista sería sólo  uno más de los cuentos de la lechera a los que nos tienen tan acostumbrados a los andaluces. .
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