Lo que va de Camps a Demetrio Madrid

Lo de Francisco Camps ha sido una historia rocambolesca que, aunque no ha terminado, ha dado con sus huesos en la dimisión. Los trajes regalados le han salido caros. Este caso ha avivado en Castilla y León el recuerdo del caso Pekus y el entonces presidente de la Junta, Demetrio Madrid. Este ha recordado estos días sus vicisitudes cuando decidió dimitir de la Presidencia de la Junta. Ha asegurado Madrid que cuando supo de su procesamiento llamó a su vicepresidente, Jaime González, y le dijo que pusiera en conocimiento del jefe de la oposición, José María Aznar, entonces de Alianza Popular, su intención de dimitir. Aznar, que vio la oportunidad para demostrar su capacidad de ese ‘gran hombre de Estado’ que se estaba haciendo, no se le ocurrió otra cosa que decirle a los medios de comunicación que le daba a Demetrio Madrid 24 horas para dimitir. El expresidente de la Junta aún no sale de su asombro ante el comportamiento ramplón y mezquino que tuvo el entonces paracaidista Aznar.      Ante lo que ahora venía sucediendo en Valencia muchos, como El Topillo, se preguntaban cuántos años le habría dado Aznar a Camps para que dimitiera. Y otra cuestión: ¿Mariano Rajoy cuántos siglos hubiera estado dispuesto a callarse lo que pensaba sobre el caso Camps? Y eso que el asunto le hacía daño al PP, a la política en general y a la decencia en particular. La estrategia de los abogados de Camps de admitir que le regalaron los trajes, aunque fuera como miembro del PP, le ha llevado a lo inevitable: irse con viento fresco. No tenía escapatoria. Los votos de sus paisanos no eran justificación ante la Justicia. Por cierto, Herrera ha debido descansar con la dimisión, porque estas cosas le ponen de los nervios, cosa que le honra. Aquí, en medio de la polvareda, también se recuerda que Mario Amilivia cavó en parte su tumba política (no del todo, porque es el presidente del Consejo Consultivo) por un tubo de gomina cuyo precio era inferior a 100 pesetas. Y puesto a recordar El Topillo trae también a colación a Pilar Miró, a quien le costó el puesto de directora general de RTVE unos vestidos. Esto no es la Edad Media, ni existe la Inquisición, pero un sambenito no lo quita ni el tiempo ni la lejía.     En medio de todo, Demetrio Madrid pasea su honorabilidad por todos los rincones, habiendo sido puesto como ejemplo en el PSOE siempre que ha surgido un tema escabroso de políticos con la Justicia. La Comunidad le debe una. O dos. Porque hasta algunos compañeros de su partido, como Juan José Laborda, en aquellos días tampoco fueron más generosos.        El juez después le absolvió y ésta es la fecha que el único homenaje que se le ha hecho a Demetrio Madrid lo organizó el pintor y escultor Cristóbal Gabarrón. Ayer oímos de nuevo su voz: “Hay vida fuera de la política” decía y horas después en la sede del Gobierno valenciano, sin cámaras en directo, Camps decía: “Me voy con la conciencia tranquila…me voy con menos de lo que vine, con mucho menos”.