El Barça y el fútbol se lo merecen

El mejor equipo de Europa, en lo oficial, como campeón, y, en lo virtual, como practicante del juego más espectacular, no nos podía dejar huérfanos de su presencia en la fase decisiva de la ‘Champions’ de este año. Y el Barça pasó a octavos de final con cierta tranquilidad, en parte con el brillo de sus estrellas como Ronaldinho, Puyol, Deco e Iniesta; en parte con el sólido trabajo que ellos y el resto despliegan en cada encuentro. Se lo merecía el equipo azulgrana y también el deporte rey, cuyos aficionados, al margen de colores y forofismos, disfrutan con el espectáculo que suelen ofrecer los de Rijkaard.
 
A pesar de que el equipo ha bajado algo el pistón y no pisa el acelerador como la temporada anterior, habría sido injusta su eliminación en esta primera fase. Y lo habría sido por su apuesta por el fútbol de vistoso ataque y por la solidaridad y humildad ejemplar que muestran sus estrellas sobre el terreno. Características éstas bien alejadas del otro modelo, tipo italiano –aunque no sólo lo practiquen los equipos del ‘calcio’-, que significan los equipos transalpinos y sus imitadores como el Chelsea, rácanos en el esfuerzo y en el espectáculo, tan ajenos a otra cuestión que no sea el resultado como amigos de la ideología de que el fin justifica los medios.
 
En medio queda, el Real Madrid de Capello, también clasificado al margen de lo que haga este miércoles en Kiev, que juega feo pero con una disciplina y sudor inhabitual otros años en sus galácticos. Y también el Valencia de Quique Sánchez Flores, que se ha hecho más conservador que de costumbre por el cúmulo de lesiones que padece.y que llegó a Roma igualmente clasificado y se limitó a un partido de trámite en el que la obligación de ganar era de los locales.
 
El caso es que con la espectacularidad del Barça, y el ‘practicismo’ de Madrid y Valencia, el fútbol español ha cumplido metiendo a este trío de ases –al otro, Osasuna, le venía grande esta Liga de Campeones y cayó en la eliminatoria previa, aunque se maneja bien en la UEFA- en os octavos de final. O sea, que seguimos siendo una potencia europea y mundial en clubes y aspiramos este año a repetir el doblete del pasado cuando Barça y Sevilla se apuntaron las dos competiciones continentales. Liga de Campeones y UEFA, respectivamente.
 
Una temporada más, todo un contraste con la Selección, enfangada en fútbol y derrotas en su fácil grupo clasificatorio de la Eurocopa. De una Selección que ni juega bien ni da espectáculo como el Barça, ni siquiera se apunta al ‘resultadismo’ ganador de Madrid y Valencia. Una Selección tan inútil como sus dos máximos responsables: Villar en los despachos y Luis Aragonés en los campos. Una (pesadísima y eterna) cruz ante la (magnífica y habitual) cara de los clubes, que parece que durará eternamente.