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La canastilla

viernes 13 de julio de 2007, 19:32h
TITO B. DIAGONAL
Barcelonés de alta cuna y más alto standing financiero, muy apreciado en anteriores etapas de este diario, vuelve a ilustrarnos sobre los entresijos de las clases pudientes

Bueno, amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados y canastilleados niños y niñas que me leéis, estaba cantado que el Consejo de Ministros aprobaría hoy el “cheque bebé” de 2.500 euros. Claro que lo ha hecho en forma de proyecto de ley (así, digo yo, le dará tiempo a Pedro Solbes, el que tiene la llave de la caja,  para conseguir los dineros) que se remitirá a las Cortes para su aprobación.

Ya sé que, desde el peperío y desde el episcopalerío hispanos, se acoge con grandes reticencias esta medida.  No hay más que oír a Zaplana, haciendo mofa y befa de la subvención por nacimiento o adopción. Como tampoco al cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Toledo y Primado de las Españas, que considera que el dinero no ayuda a la estabilidad familiar.

Pues yo, sinceramente, veo bien lo de la canastilla gubernamental (mamá y sus mejores amigas aún suelen obsequiar con los correspondientes ajuares de bebé –rosa para las niñas, azul para los niños--  a las doncellas dominicanas y a los jardineros ecuatorianos que acrediten estar casados por la Iglesia), es algo que forma parte de mi entorno habitual. Una muestra de señorial solidaridad con los de abajo. Algo así como el ejercicio de la caridad cristiana, pero desde lo alto y sin mezclarse.

Este ZetaPé ha estado bien. Y descolocó un montón a los peperos. Si bien es cierto que hay muchísimos que dicen que si no habrá dinero suficiente... Y que, de haberlo, como que resulta un despilfarro. Pues como que no, pequeñines/as míos/as. Es una jugada maestra y, además, una excelente inversión, tipo mercado de futuros de Chicago. Porque el neonato de hoy será el contribuyente de mañana. Así como suena. Los 2.500 euros (unas 415.825 de las antiguas pesetas) son un a modo de anticipo a los padres de las criaturas. Sólo en pañales y biberones, cualquier bebé se gasta muchísimo más en sus dos primeros años de vida. Eso por no hablar de la crema antiestrías que se aplican sobre el abdomen muchas de las parturientas, que se pone en un pico.

El recién nacido de hoy (o el de mañana) tiene ante sí toda una larga expectativa de vida. Y eso incluye su participación en el consumo (os recuerdo que Hacienda ingresa más por el IVA que grava todos los artículos que por las declaraciones del Impuesto sobre la Renta), y eso es bueno para el PIB. Y, lo que es bueno para el PIB, es bueno para España, es bueno para el Gobierno y, especialmente, para nosotros los ricos.

Dicho esto, es cuestión de exhortar a la gente para que tenga hijos. Los que son partidarios del Gobierno sociata, pues como para quedar bien y apoyar a sus colores. Sin embargo, resultaría extremadamente conveniente que aquellos que están en la oposición, o sea, los del Partido Popular de las Españas, que se marcasen el detallazo de tener cuantos más hijos mejor (así conseguirían arruinar al Gobierno). Es más, creo que Marianito Rajoy debería transformarse en un paladín contra la discriminación. Sí, sí y sí. ¿Por qué sólo se recompensa –es un decir—a los padres de los niños nacidos después el 3 de julio de 2007? ¿Y los que nacieron antes? ¿No tienen los mismos derechos? Y eso vale, por un igual, para todos los padres (no importa cuál sea su edad) que tengan hijos/as vivos/as a fecha de hoy. Lo mismo da que el bebé, un poner, haya nacido el 4 de octubre de 1946. Con lo que pagaron sus padres por él durante todos estos años, más los impuestos abonados por el vástago/a en cuestión, como que se le pueden dar a provectos ancianitos, octogenarios ellos, esos 2.500 euros por hijo. Así, de paso, serviría para compensarles las pensiones.

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