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La esquizofrenia de los plazos

La esquizofrenia de los plazos

viernes 10 de agosto de 2007, 03:11h

Los bolivianos vivimos en la esquizofrenia de los plazos, no obstante la primera semana de agosto arroja varias perspectivas de agenda que vuelven a reposicionar la sensación de tregua en el país luego de distintos “tiempos fatales” que debían cumplirse hasta el 6 de agosto. Bolivia se ha acostumbrado a una agenda que parte de tiempos y plazos que mueven las situaciones de conflicto en función a fechas que agobian con angustia a los sujetos políticos involucrados y por supuesto a los ciudadanos en general. Es por demás claro que el mejor escenario para el establecimiento y cálculo de los plazos, se constituye en los medios de comunicación comerciales quienes hacen escrupuloso seguimiento, amplificando los límites del tiempo y ocupándose de “espectacularizar” cualquier circunstancia de esa naturaleza.

A estas alturas del año, el plazo político más preocupante establecido, era el de la Asamblea Constituyente, pero que ha dejado de presionar al imaginario social boliviano y al esquema oficial, pues con el pacto celebrado entre oficialistas y opositores, el límite se difiere para unos meses más adelante. La atención nacional se encontraba centrada en la temática de la ampliación de las sesiones de la Asamblea Constituyente y que ésta solo podrá lograrse si se gestaba un pacto entre el MAS y la agrupación opositora PODEMOS, como las representaciones políticamente más representativas en los escenarios constitucionales. Pese a que el cálculo político ya había previsto dicha situación desde meses atrás, dados los exiguos resultados de la Constituyente, la posibilidad de “pacto” abre una serie de posibilidades políticas para establecer similares escenarios de concertación mínima al interior del propio Congreso Nacional. El MAS ha perdido su “virginidad” de concertación en base a concesiones políticas, que constituyen parte del ejercicio democrático moderno. Se le da, por tanto, la bienvenida al nuevo sistema político que se inaugura frente al agotamiento del argumento discursivo de que todo lo que estaba mal era por culpa del anterior sistema de partidos. El cumplimiento de su palabra empeñada será celosamente seguido por el espacio público (medios de comunicación incluidos) y seguramente ya no podrá dar marcha atrás como lo hizo con la Ley de Convocatoria a la Constituyente.

Superado ese plazo fatal, se debe atender ese otro que ha sido impuesto por la ciudad de La Paz (El Alto, para ser más preciso) y que tiene que ver con el desistimiento de la consideración de la capitalidad plena para Sucre. Para ir contextualizando el escenario, se debe precisar que la experiencia del Cabildo de La Paz, ha demostrado, entre otros aspectos, que el MAS tiene su fuerza concentrada en La Paz (La ciudad, El Alto y las provincias). El propio vicepresidente desnudó la apuesta política del MAS al defender la posición paceña antes de la realización del cabildo. Esa situación ha puesto en incómoda situación al gobierno respecto de la ciudad de Sucre y los departamentos del sur. A sabiendas que la consigna de capitalidad plena para Sucre era una invento político destinado a poner una “cuña” al MAS y su avasalladora actitud en la Constituyente, ésta (la consigna) ha cobrado tanta fuerza, que vuelve a generar un escenario de conflicto regional, que arrincona al MAS y lo puede circunscribir territorialmente a La Paz y su área de influencia, resignando los apoyos en lugares como el sur y el propio oriente donde había obtenido importante respaldo electoral en los últimos eventos eleccionarios.  

El tema de la capitalidad plena para Sucre se constituye en una variable de conflicto principal entre el MAS y los factores de oposición que obviamente se ocuparán de establecer nuevos plazos fatales como los que vienen configurando a través de los Comités Cívicos de la Media Luna y ahora de Sucre. Autonomías y capitalidad plena, vienen a establecer un nuevo panorama de correlación de fuerzas en la que Sucre, como ciudad, se aproximaría y adheriría a los postulados de las regiones autonomistas y enfrentadas al centralismo. Obviamente, habría que distinguir que Sucre ciudad es distinta de Chuquisaca departamento . Todavía es imposible medir las formas de adhesión del espacio provincial y rural de Chuquisaca al postulado de la Capitalidad Plena, pero en términos políticos, al menos la ciudad de Sucre, sí ha cerrado filas en torno a la consigna. Aclarando que la nueva consigna (más viable por cierto) es el traslado inmediato del Poder Legislativo y el futuro movimiento (en un plazo posterior) del Poder Ejecutivo.

En ese contexto y aunque el síndrome perverso de los “plazos fatales” (y hasta las últimas consecuencias) continuará agobiando a nuestro espacio público, seguramente el tiempo nos brindará nuevas luces sobre la realidad que existe al margen de la construcción mediática y de los discursos políticos. Por lo pronto, el respaldo a Evo Morales sigue siendo positivo en las distintas mediciones de opinión, la legitimidad de su gobierno y sus acciones son tal en el sentimiento generalizado del país. Finalmente, contando con el respaldo paceño y fundamentalmente alteño, se puede dar el lujo de mantener escenarios de conflicto y polarización en regiones como Sucre y Santa Cruz. En tanto no ocurra nada extraordinario, profundizará su acción política basada en la movilización de los denominados “movimientos sociales”, de pueblos indígenas y se sentirá cómodo con la renovada relación con las Fuerzas Armadas. Como contraparte y si bien los famosos “cabildos” o las demostraciones de fuerza movilizadora no han decantado en liderazgos manifiestos, al menos un equilibrio político se viene configurando, frente a la actitud totalitaria de algunos esquemas oficiales que pensaron para sí todo el poder.

 

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