Los taurinos profesionales han acabado con Colmenar

Primer festejo: protagonistas el viento y el fútbol

El sábado 25, se lidió una corrida de Toros de Albarreal, terciada y descatada, que tuvo su remiendo con un segundo sobrero, el primero fue de la ganadería titular también devuelto por inválido, de la ganadería de El Quintanar, cornalón y manejable.

Entre el baile de corrales y el tiempo que empleó Ferrera en los pares de banderillas, el reloj oficial de la plaza marcó el inicio del partido de fútbol. El gol temprano del Atlético de Madrid hizo prestar más atención a los espectadores a lo que ocurría en la Castellana que en la arena de la Corredera. Por eso, entre otras cosas, los esfuerzos e interés de Juan Bautista y Fernando Cruz se esfumaron con el vendaval.

Puerta grande de pañuelo flojo para Iván Vicente

El Domingo 26, se lidió una corrida de Ana Romero, chicha, sospechosa de pitones, floja, y que dio buen juego. El quinto escuchó algunas palmas en el arrastre.

Ivan Vicente aprovechó la bondad de los dos toros de su lote, el paisanaje y la flojera de pañuelo del presidente Pablo Colmenarejo para salir por la puerta grande, en la segunda de Feria de Colmenar Viejo. Dos faenas, la una de escaso calado, y la otra abreviada por que el toro se lesionó una mano; rematadas de estocada la primera, y de pinchazo y estocada la segunda, le valieron la salida a hombros por la puerta grande. Ni más ni menos.

Los otros dos espadas, Miguel Abellán que cortó otra bondadosa oreja en el cuarto, no tuvieron suerte con la espada, y por eso, nada pudo hacer la presidencia para otorgarles los trofeos, pues lógicamente, no hubo peticiones; porque voluntad de darlas a poquito que, quedó claramente demostrada.

El presidente Pablo Colmenarejo padece síndrome orejil y las da como churros, para cabreo de una parte de la buena afición colmenareña, que sufre con el circo en que este señor ha convertido una plaza que en otros tiempos fuera de las más serias y respetadas.

Llega Castella y arrolla a todos

Y en eso llegó Sebastián Castella. No es que sus toros, como el resto del encierro de Buenavista, se adornaran con gran presentación, pero eran dignos mínimamente, aunque también -cuándo no- sospechosos de pitones.

En cualquier caso el francés, rey del valor y de los terrenos imposibles, también bordó el toreo 'der güeno' frente al sexto, llevando al máximo los apuntes ante su anterior enemigo, más justo de codicia. Ovación y dos orejas fue su balance estadístico.

Otra se llevó Manuel Jesús 'El Cid' con el que abrió plaza, y aunque el sevillano no llegó a romperse del todo, sí destacó por su bello toreo en redondo. Con el cuarto no se entendió y abrevió por lo que fue pitado. Como un oscuro y vulgarísimo 'Fandi', que falló hasta en banderillas, y que tuvo silencio y pitos.

Juli y Perera se salvan un poco, Rincón penoso

En la última corrida de toros, la de este martes, hubo muy poco que destacar, y casi todo negativo. En primer lugar la desigual presentación -dentro de su escaso trapío- de los bicornes del ganadero local con el hierro de 'Los Eulogios'. Pero es que resultaron mansos y flojos en general, o sea un regalito para el espectador.

Pese a lo cual un bochornoso César Rincón, que se despedía, pegó un petardazo y se alivió descaradamente; El Juli echó mano de profesionalidad sin mayor calado artístico o técnico y Perera se dedicó a cascabelear voluntad a base de arrimones.

En definitiva, balance final: los taurinos han vencido en Colmenar Viejo -donde aún quedan magníficos y muy minoritarios aficionados-, como en tantos otros cosos, y tal y cual denunciaba también ese gran crítico, escritor e intelectual que es Javier Villán, de los pocos independientes, sabios y honestos que nos quedan y olé.