¿Con qué nos torturarán ahora?

   Cuando se precipita la reapertura del curso político y observamos al PP en sus horas más bajas, se pregunta uno por todas aquellas abracadabrantes historias de los tres últimos años, largos, porque duraron desde las elecciones del 14-M hasta el último debate sobre el estado de la Nación, hace menos de dos meses. Aquellas desternillantes historias del 11-M y el mundo al revés; de la ruptura en pedazos de España, que aparece más fuerte y dynamica que nunca; de una ETA fortalecida, que va cayendo implacablemente en manos de la policía y los jueces, sin que ello signifique que haya perdido su capacidad de atentar, como vimos el viernes en Durango; de un sometimiento del Gobierno al mundo etarra, que sólo estaba en la imaginación y en el deseo de la nomenclatura ultra del partido de la derecha española (el regreso de De Juana a la cárcel no ha merecido ni una línea de quienes hicieron de su prisión atenuada un problema de Estado); de la disolución de la familia, que se ha beneficiado de las leyes y medidas más favorables de su reciente historia; de grandes y pequeñas canalladas, que al final iban quedando en burdas mentiras e invenciones.

   ¿En qué quedó todo eso? ¿Cuántos esfuerzos, dinero y manifestaciones costaron aquellas disparatadas campañas que nos torturaron a los buenos españoles durante meses y meses y que se disolvieron como un azucarillo al choque con la realidad? Total, para terminar pidiendo la ilegalización de ANV, a sabiendas de que el Gobierno está al acecho e iniciado el procedimiento por la vía fiscal. O para exigir la dimisión de la ministra de Fomento por unos problemas de ordinaria administración, como son las deficiencias infraestructurales de Barcelona y su entorno. Con problemas de ordinaria administración no se gana ni se pierde elecciones, sobre todo si al lado de ello puede presentarse un buen plantel de leyes y decisiones que van cambiando la rancia corteza de esta España nuestra. ¿Cuáles van a ser de aquí a las elecciones de marzo los instrumentos de tortura del PP sobre las cabezas de los sufridos ciudadanos?