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Gallardón y Francisquito

viernes 07 de septiembre de 2007, 11:04h
El morbo político está servido. No sabemos quién ha ideado el programa pero el anuncio promete, y mucho. Cuatro grandes espadas de la política nacional reunidos bajo el mismo techo, con las cámaras de televisión y los fotógrafos delante y con los empresarios como testigos de excepción. En los mentideros políticos y económicos ya suenan a lo lejos los clarines y los timbales que presagian una buena corrida política.

El escenario será la Institución Ferial de Madrid (IFEMA) y la fecha elegida el próximo 8 de octubre. El cartel de intervenciones lo componen, por este orden, José Luis Rodríguez Zapatero, Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz-Gallardón y Rodrigo Rato; y el motivo es la 34 Asamblea de la Asociación Iberoamericana de Cámaras de Comercio (AICO) y la 35 Conferencia de la Comisión Interamericana de Arbitraje Comercial (CIAC), organizadas por la Cámara de Comercio de Madrid con la colaboración de la patronal madrileña CEIM.

Sin embargo, echamos de menos en ese cartel a Mariano Rajoy, quien en las últimas fechas ha tenido el atrevimiento de decirle al presidente fundador del PP, Manuel Fraga, que su sucesión está aún "muy lejos" y que no tiene previsto realizar una convención política en enero. Ruiz-Gallardón, que es listo como el hambre, según sus incondicionales, aprovechó la supuesta sequía informativa de agosto para hacer sus quince días de oro, al más puro estilo comercial, y recordar a quien corresponda que él también quiere una porción de la tarta.

Si Adolfo Suárez fue definido en su momento por Alfonso Guerra como "un tahúr del Mississippi, con su chaleco y su reloj", por las presuntas trampas que cometía en el vida política, el regidor de la capital, con su ofrecimiento electoral, ha tenido un gesto de humildad inmenso al ceder al presidente nacional de su partido el puesto número uno de la candidatura y él conformarse con el segundo de esa hipotética lista. Ruiz-Gallardón, a diferencia de Suárez, demuestra que no juega con las cartas marcadas y que pregona a los cuatro vientos cuáles son sus intenciones y que sabe de qué va la película.

En ese conocimiento de la realidad coincide con Francisquito, el del popular chiste de los toritos, los gatitos y los perritos. Resulta que un día su madre le dijo a su marido que ya era hora de que hablara con su hijo, de hombre a hombre, y le explicara el significado de la vida sexual, aunque le pidió que fuera suave con el niño en su exposición. Sin pensarlo mucho, don Francisco se personó en la habitación de Francisquito, y le dijo: "Mira, tu madre me ha pedido que te explique algo muy importante sobre la vida. ¿Te acuerdas lo que sucedió el año pasado en el río del pueblo cuando tú ya tenías 16 años y nos cepillamos a las dos rubias que estaban allí bañándose desnudas? Bien, pues tu madre quiere que sepas que eso también lo hacen el toro y la vaca, el gato y la gata y el perro y la perra...".

Ruiz-Gallardón, como el personaje de este chiste, no necesita que alquien le explique algo. Mientras las urnas le acompañen, tendrá fuerza y defenderá lo que estime oportuno; y el día que pierda, por aquello del fundamento filosófico de que todo lo que existe tiene un principio y un fin, él también sabrá lo que tiene que hacer, además de las maletas. El futuro, en un sentido u otro, está por venir.
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