Mala memoria
miércoles 26 de septiembre de 2007, 13:28h
En la vida política española apenas hay la sitio para memoria. A estas alturas, ¿se acuerda alguien de la entrevista de Perpignan entre el dirigente republicano catalán Josep LLuis Carod Rovira y los dirigentes de la organización terrorista ETA? El escándalo le obligó a dimitir, pero ahí está otra vez, ascendido a "número dos" de la "Generalitat".
Ahora que el diario "Gara" ha revelado la "hoja de ruta" de las negociaciones entre el Gobierno y la ETA, ¿quién recuerda que tras el atentado de Barajas (un doble asesinato),el presidente Rodríguez Zapatero -y su ministro de Interior, Pérez Rubalcaba -, aseguraron que se habían roto los contactos con la banda terrorista?
Ahora que hemos escuchado al Fiscal General del Estado decir que en último año la Fiscalía había actuado de manera implacable contra la ETA, ¿quién recuerda las palabras del señor Conde Pumpido cuando decía que la Justicia debía tener en cuenta las circunstancias políticas ambientales y, en consecuencia, modular la aplicación de las leyes?
Y, hablando de recuerdos, ¿quién recuerda que hasta que se inició el juicio contra los islamistas, Mariano Rajoy -que era vicepresidente del Gobierno cuando el 11 de marzo del año 2004 fueron asesinas 191 personas en Atocha-, se apuntó a la llamada "teoría de la conspiración" y durante dos años (del 2004 al 2006) un día sí y al otro también estuvo exigiendo al Gobierno y al PSOE que "dijeran la verdad sobre el 11-M"?
Estos días en los que tantos se dedican a encomiar la obra política de Adolfo Suárez -el verdadero motor de la Transición-, ¿se acuerda alguien del calvario al que le sometieron los mismos que ahora le reconocen un papel capital en la reciente historia política de España?
Para comprender muchas de las cosas que pasan en España, es necesario reparar en el importante papel social que juega el olvido voluntario de las cosas, una reserva que, sin duda, hace bueno aquel proverbio que asegura que para ser feliz hay que tener buena salud y mala memoria.