Para 250 vecinos de San Fernando de Henares esta semana empieza una vida nueva. Y es que a partir de ahora, ya no vivirán más en Las Castellanas, el barrio donde muchos de ellos han pasado prácticamente toda su vida, hasta que los aviones de la T-4 se cruzaron en su camino. Finalmente AENA les ha pagado unas nuevas casas en el centro de la localidad, donde soportarán menos ruido.

Cajas amontonadas con la vajilla, la ropa, y demás enseres esperaban este martes en el barrio de Las Castellanas a que los camiones de mudanzas los trasladara a los nuevos pisos en el centro de San Fernando. Y es que después de años padeciendo los ruidos de los aviones, las 70 familias de este barrio están de enhorabuena.
Tras años de luchas y movilizaciones, los vecinos han conseguido que AENA les pague unas nuevas viviendas en el centro del municipio, donde el ruido es menor. Durante mucho tiempo, en Las Castellanas se han soportado niveles de ruido que están por encima de los 65 decibelios recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, este barrio viene soportando una media de 80 decibelios al día, según el Consistorio.

"Siempre se han oído los aviones porque el aeropuerto está cerca, pero con la apertura de la T-4 empezó a ser mucho peor", recuerda Carlos Bouzón, presidente de la Asociación de Vecinos de Las Castellanas. De la misma opinión es Juan Antonio Pinto, otro de los afectados, quien cuenta que "hay momentos, que del ruido que hay, no puedes ni oír la televisión. Y por la noche es peor. Sobre todo hay un avión que pasa todos los días a las seis de la mañana que te despierta".

Por fin, esta semana estrenan sus nuevos pisos. "Tenemos ganas de que acabe esto, pues llevamos muchos años soportando los ruidos de los aviones", dice Rocío Fernández, una de las vecinas afectadas, que lleva 35 años viviendo en el barrio, y añade, ilusionada, que "con el traslado ganamos en calidad de vida, porque en Las Castellanas, además, siempre hemos estado muy aislados".
Algunos vecinos podrán ya dormir en sus nuevas casas este martes por la noche. Y a lo largo de la semana, poco a poco se irán mudando los demás vecinos. "Para evitar
okupas, a medida que la gente se va, vamos tapiando. Y en cuanto se vayan todos, se demolerán las casas y el suelo se destinará a uso industrial", explica el alcalde de la localidad, Julio Setién.
El nuevo barrio

Los vecinos no sólo están contentos por poder huir del ruido atronador de los aviones, sino también están encantados porque "los nuevos pisos están en la mejor zona de San Fernando, en pleno centro, con el metro al lado y el Ayuntamiento también muy cerca", cuenta Carlos Bouzón.
En 2002, el Ayuntamiento de San Fernando de Henares reservó una parcela municipal de 1.800 metros cuadrados, para la construcción de las 70 nuevas viviendas. "Es la única aportación que ha hecho el Consistorio en este tema", indica el regidor y agrega que "AENA corre con todos los demás gastos".
Según el acuerdo que se alcanzó con la entidad, el barrio de Las Castellanas se trasladaría al completo, en lugar de insonorizar las casas. Es la primera que se hace algo similar en España. Para ello, AENA aportó 6,6 millones de euros para la construcción de los pisos y para la mudanza. Los afectados sólo han tenido que pagar los contratos de alta del gas, la luz y el agua, "aunque hay un compromiso de que se nos reembolsará lo que han costado", asegura Rocío Fernández. AENA

Los nuevos pisos tienen casi 59 metros cuadrados, dos o tres habitaciones, ascensor, garaje y trastero. Y aunque la mayoría de los vecinos están encantados, Matías Domínguez, ya jubilado, no comparte la misma opinión. "La ubicación es muy buena, pero las viviendas son más pequeñas que las que teníamos en Las Castellanas, donde he vivido muy a gusto durante 36 años", dice.
Sin embargo, a pesar del traslado, seguirán soportando los ruidos de los aviones, ya que las rutas aéreas pasan por San Fernando de Henares. "El nivel de ruido es mucho menor en el nuevo barrio. Comparado con lo que soportábamos antes, el ruido en este piso nuevo no es nada. Pasan más lejos que en Las Castellanas, donde casi podías tocar los aviones de lo bajo volaban", concluye Pinto.