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Tampoco Rajoy plantea pactos de Estado

Tampoco Rajoy plantea pactos de Estado

domingo 09 de octubre de 2011, 14:02h
Lamentablemente, mi pronóstico se cumplió por completo: la Conferencia política del PP también ha resultado ser un acto mediático mucho más que una respuesta sustantiva a los problemas estratégicos que sufre el país. Como el discurso de Rubalcaba, el de Rajoy ha sido una intervención estrictamente electoral y de circunstancias, con cierto grado de emocionalidad y poco sentido de Estado. Y respecto de este último asunto, ambos líderes han mostrado parecida capacidad para el arte de andarse por las ramas.

Como Rubalcaba, Rajoy también ha acusado recibo de esa necesidad extendida cada vez más en la opinión pública de que para enfrentar la grave crisis económica se necesita un pacto de Estado para aunar voluntades. Incluso una semana antes de la Conferencia, Rajoy había dejado claro que sólo se podría salir de la crisis "entre todos, porque el PP sólo no podrá". Pues bien, en el discurso de clausura, Rajoy ha vuelto a tratar el tema de la unidad para superar la crisis. Para hacerlo, ha dicho, "es necesario contar con todos", agregando: "por eso mi primer propósito es unir a los españoles en un proyecto común".

Algo muy similar a lo dicho por Rubalcaba en su discurso ¿recuerdan? Para el candidato socialista, es necesario "compartir objetivos, para sumar, para remar en la misma dirección, porque sabemos los españoles, por nuestra experiencia, que, cuando tenemos un gran problema y lo enfrentamos juntos, entonces lo resolvemos".

En pocas palabras, pareciera como si ambos líderes de las fuerzas mayoritarias estuvieran completamente de acuerdo en que, para enfrentar la emergencia nacional que supone la actual crisis económica, fuera necesario aunar las voluntades de todas y todos los españoles. Pero si están de acuerdo con esa idea ¿qué les impide ponerla en práctica en términos rigurosamente políticos?

La respuesta es poco edificante: sus propios intereses inmediatos. Por eso nos hablan de unidad de voluntades, pero, en el fondo, se trata de una unidad vicaria: quieren la unidad de todos los españoles pero en torno a su propio proyecto político. Rubalcaba quiere la suma de todos pero alrededor de su plan de Gobierno. Exactamente lo mismo que ahora pide Rajoy. En realidad, uno y otro irrespetan las preferencias políticas de las y los ciudadanos que no están de acuerdo con ellos. No entienden que la mejor forma de aunar voluntades es haciéndolo sin tener que abandonar las preferencias políticas mayoritarias de la gente. Y eso sólo es posible hacerlo con un llamamiento a la unidad, comenzando por ellos mismos, por un acuerdo entre todas las fuerzas políticas, partiendo de las mayoritarias.

En suma, ambos le quitan el hombro a la posibilidad real de un pacto de Estado para superar la crisis. No son capaces de captar que lo que la democracia española necesita es una campaña donde sea posible conciliar a) el debate sobre los más diversos campos temáticos, con b) la posibilidad de hacer un pacto antes de las elecciones, para que quien las gane sepa que cuenta con un pacto de Estado en esta materia (sobre crecimiento y empleo). Ninguno de los dos tiene el coraje ni la inteligencia política suficiente. 

Peor aún, ambos tienen cerca pitbulls-terrier callejeros que lo que quieren (y disfrutan) es la pelea directa, cuanto más al cuerpo mejor. Ya nos referimos a los del partido socialista, pero en el PP el asunto es quizás más grave. Porque los pitbulls populares no sólo tienen dificultades para imaginar un posible pacto de Estado, sino que parecen dispuestos a fragilizar el único que ha sido posible hasta el momento: el pacto contra el terrorismo. La intervención del José María Aznar en la Conferencia del PP ha causado vergüenza ajena dentro y fuera del país. Su tendencia a creer que es más ocurrente cuanto más pendenciero, le ha llevado en esta oportunidad a romper con uno de los elementos fundamentales del pacto antiterrorista de Estado: el acuerdo básico de no usar este tema doloroso como arma arrojadiza electoral. Pareciera que para Aznar (y otros que le secundan) la pelea electoral no tiene límites: cualquier cosa puede usarse si ello conduce a la victoria. Claro, con este tipo de personajes al lado, resulta todavía más difícil promover dentro y fuera del partido el sentido de Estado necesario para plantear un pacto nacional en orden a salir de la crisis económica.

En todo caso, Rubalcaba y Rajoy deben saber que no confunden a todos: hay gente que sabe distinguir lo que es un llamamiento a la unidad para secundar su propio proyecto político, de lo que es realmente una convocatoria para acordar un pacto de Estado (como se hizo contra el terrorismo) para enfrentar la crisis entre todos. Y cuando se tiene clara esta distinción, las invocaciones a la unión de voluntades (que ambos están haciendo) no son mucho más que un insulto a la inteligencia.
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