www.diariocritico.com
Calvario navideño (I): Semana de pasión

Calvario navideño (I): Semana de pasión

lunes 12 de diciembre de 2011, 18:49h
Ea, ya estamos en el lío. Comienza la gymkana gastronómico-festiva de las Pascuas. A partir de hoy y hasta el 6 de enero, la festividad de los Reyes Magos, casi un mes completo, adiós a las dietas de la piña y la ensalada y a la comida moderada y frugal como nos suele aconsejar el médico cuando nos hacemos la pertinente revisión anual. Llegan los excesos institucionalizados en forma de entrada de ibéricos, solomillo al güisqui, tinto de la casa y surtido de postres. Y porque la tan traída y llevada crisis nos ha hecho ajustarnos el cinturón de los gastos -al otro, el que le hemos comprado a los negros de la calle Tetuán, tendremos que hacerle algunos agujeros más- y prescindimos de los mariscos que no engordan pero que te ponen el colesterol y el ácido úrico por las nubes en niveles cercanos a los números rojos de tu cuenta corriente. Es lo que hay.

Por más que intentes escaquearte, nadie te libra estas fechas de una docena de almuerzos, cenas y copas con colegas, amigos, empresas, partidos políticos e incluso algunos personajes a los que no ves desde las Navidades pasadas, pero que parecen haberte echado de menos una hartá según demuestran con sus efusivos abrazos a los postres. "Te veo muy bien, ¡estás más gordo!", es el cariñoso saludo habitual del simpático de turno y te entran ganas de decirle al jodido profeta eso de "y tú más viejo y más calvo, so gilipollas", pero te aguantas por aquello de la buena educación y le respondes la gracieta de "claro, como nos vemos de comilona en comilona".

Habitualmente estos ágapes navideños acaban como el rosario de la aurora, sobre todo si a ellos asisten los jefes a los que todo el mundo intenta evitar como vecino de mesa poniendo excusas tan estúpidas como que te habían reservado el sitio junto a la rubia jamona cuya atención todos se disputan. Lo mejor viene cuando, entre plato y plato, alguien se levanta para echar un pitillito en la puerta. "¿Quién se apunta?". Es como si sonara la alarma de incendios del restaurante, estampida total, tonto el último. Ese cigarro suele propiciar lo mejores momentos de la comilona. Ateridos por la rasca invernal, enfundados en los abrigos y los plumíferos, fumadores y no fumadores se dedican a poner verde a los que se han quedado sentados al calor de los fogones. "¿Has visto al pelotas de García como le reía los chistes al jefe?", afirma Gutiérrez mientras le da una profunda calada al Ducados. "Algo anda buscando el muy mamón porque, la verdad, el capo tiene la gracia donde las avispas, en el culo. Ya verás cómo lo ascienden el día menos pensado aunque sea más inútil que un senador". "¿Y la secretaria?", dice Maripili cuyos atractivos no dan para mucho, "¿os habéis fijado en la minifalda que trae?, si cada vez que se mueve se le señala el tanga". Y todos piensan que quién fuera el tanga de la secretaria porque la señora está como para ponerle un piso. Después, claro, viene la copa en la discoteca de moda y allí el desmadre ya es total. Veinte tíos cuarentones, calentitos por el blanco, el tinto, el cava, el chupito y los posteriores gin-tonic, bailoteando en torno a la citada secretaria veinteañera que se siente como la reina de Saba rodeada de subditos babosos y más calientes que una plancha.

Al día siguiente, ya se sabe, aspirina y agüita, mucha agüita fresca para pasar la resaca y recolocar el estómago que lo tienes a la altura de las admígdalas en espera del siguiente ágape navideño que tendrá lugar al cabo de dos jornadas. Como mucho. Es lo que nos queda. ¡Ah! y de las deprimentes cenas de Nochebuena y Fin de Año ya les hablaré más adelante, que esas dan para un nuevo artículo como los villancicos, los regalos y otras lindezas de estas entrañables fiestas de Pascua. ¡Qué hartura, Dios mío!
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios