Partido Popular ¿un nuevo estilo?

    Pasó la campaña electoral de las legislativas, se celebraron los comicios con algunas variaciones sobre los resultados previstos y ya tenemos los primeros nombramientos para las más importantes instituciones del Estado, así como presunciones muy fundadas sobre la configuración del Consejo de Ministros que ejecutará el programa del partido popular. Pero del propio programa, solo conocemos las líneas maestras, semejantes a las que tendría cualquier partido político, y algún pequeño detalle: solo indicios de lo que Rajoy tendrá que exponer con claridad y alguna profundidad en el debate de investidura.

    Siendo así, habrá que guiarse por otros elementos para intuir por donde va a discurrir la política del partido popular que, habiendo obtenido un respaldo electoral importante, no lo ha sido sin reticencias y dudas, beneficiándose del altísimo rechazo a Rodríguez Zapatero y cuanto se relacionaba con él , como es el caso  del candidato Pérez Rubalcaba que, pese a hacer una campaña excelente y contener la fuga de votos, cargó sobre sus espaldas los grandes errores de la última etapa del presidente del gobierno y, no menos, su actitud arrogante que parecía emular a todos los presidentes de la democracia que repitieron mandato.

    El caso es que, aunque aún no ha accedido a la presidencia del gobierno, Mariano Rajoy ha adoptado por una parte un tono plano en sus declaraciones con escasas referencias a la herencia económica que no recibe a beneficio de inventario, sino que tendrá que pechar con lo que encuentre y le venga en el futuro; y por otro lado ha dado algunos signos de las duras medidas de gobierno que piensa adoptar. Como tales hay que considerar sus referencias a privatizaciones y externalizaciones de servicios, reducciones de organismos y de funcionarios, supresión de duplicidades en competencias y auténtica coordinación entre las funciones del Estado y las instituciones territoriales. Las referencias a suprimir algunas prestaciones de asistencia social hay que inscribirlas en el paquete de restricciones económicas que, junto a la creación de empleo (¿cómo?) son las líneas básicas programáticas del partido popular.

    El otro bloque de indicios, todavía muy menguados, se compone de los nombramientos de altos cargos institucionales y de los más que presuntos a decidir en los próximos días. El nombramiento de Jesús Posada, cuyo talante dialogante ya quedó en evidencia en su etapa ucedista  y ha seguido practicando en su vida política posterior, es garantía de una vida parlamentaria más sosegada y constructiva, como igualmente lo será en el Senado la presidencia de Pío García Escudero. Otros nombres, como el de Soraya Saenz de Santamaría, a la que vaticiné un futuro brillante en artículo de Diariocrítico el 2 de Abril de 2008 bajo el título "Se hablará de Soraya: y mucho", ocuparán altas responsabilidades en el Gobierno. Y de todo ello cabe deducir que la política de los populares se desprenderá de los malos estilos y de los malos personajes.

    Política dura con modos suaves, puede ser el resumen de lo que Rajoy seguirá en los próximos años, acentuando la independencia de actuación que consolidó en el último congreso del partido y que ha venido evidenciando en los últimos meses, apartando al ala dura de los populares. Si fuera así, enhorabuena.