Campaña 25-M: Homenaje a Hitchcock

Ni siquiera Pepe Griñán, el hombre que sabía demasiado, sería capaz de augurar lo que va a pasar el próximo 25 de marzo. A falta de diez días para la cita electoral andaluza, el suspense es tal que unos y otros, PSOE, PP, IULV-CA, UPyD y hasta el PA, están tentándose la ropa y haciendo cábalas para que esos restos que marcan la polémica Ley D'Hont le proporcionen el éxito o el fracaso de una convocatoria, ésta del Día de la Anunciación, que sería digna de figurar entre los títulos más taquilleros del mago del suspense, Alfred Hitchcock. Uno tiene la sospecha de que este partido se dilucidará en la prórroga e, incluso, hasta en los penalties, y aunque en el ring de las encuestas gana Arenas por KO, en la cruda realidad existe un empate técnico entre el PP y la llamada coalición de izquierdas, a la que PSOE e IULV-CA están encadenados por la soga de la necesidad mutua. De ahí el frenesí que rodea la campaña con sus ya habituales macguffins sobre la falsa polémica del debate en Canal Sur y el pánico en la escena de Javier Arenas, un entretenimiento político para que los electores olviden a un testigo de cargo como Francisco Javier Guerrero, el ex director general de Empleo encarcelado por la jueza Mercedes Alaya, empeñada en atrapar un ladrón, que podría colocar al candidato socialista con la muerte en los talones si de verdad se decidiera a tirar de la manta y a asumir el yo confieso en la trama turbia y corrupta de los EREs fraudulentos de la Junta de Andalucía. Griñán, acosado por algunos medios de comunicación que no paran de sacar documentación que le implica con su propia firma en las turbias decisiones de desvío de fondos públicos al denominado fondo de reptiles de los Consejos de Gobierno presididos por Manuel Chaves, es de momento un falso culpable que parece sufrir amnesia y no recuerda nada de los que presenció o hizo a lo largo de sus numerosos años en os que se sentó en la mesa del Consejo de Gobierno.

De ahí la psicosis que rodea en estos momentos tanto a socialistas como a populares en busca de ese empujón último que les conduzca a arañar los votos necesarios para dejar al enemigo ante el vértigo de la derrota. Los pájaros imputados ya en el asunto de los EREs podrían comenzar a cantar valses de Viena y sembrar la sombra de la duda entre unos electores que parecen dispuestos a acabar de una vez con el juego sucio que han venido desarrollando durante los últimos treinta años los gobiernos socialistas. Desde la ventana indiscreta de su despacho en el Palacio de San Telmo, Griñán sigue esta atormentada campaña procurando subirse con unos extraños en un tren, el de las movilizaciones en la calle contra la reforma laboral de Rajoy y la huelga general del 29 de marzo. Los sindicatos UGT y CC.OO., y sus líderes andaluces, Manuel Pastrana y Francisco Carbonero, beneficiados económicamente por el acuerdo de concertación que tanto apoyó el presidente de la Junta hace ahora dos años, serán la rebeca que le proteja del frío de la derrota y quienes le ayuden a superar los 39 escalones que son los escaños que el PSOE necesita como mínimo para que su candidato, Pepe Griñán, pueda acceder de nuevo a la Presidencia de la Junta.

Y es que, por más encuestas que se publiquen, por más seguridad que tengan los populares de lograr la victoria absoluta en las urnas, todo depende de un hilo. El escaño 55, que da el Gobierno andaluz, va a estar en un puñado de votos. Solo así se explica la negativa de Javier Arenas a acudir al debate programado en Canal Sur y el empeño de Pepe Griñán en celebrarlo. Arenas, como virtual ganador de las elecciones, este debate en terreno enemigo y frente a dos contrincantes sólo podría perjudicarle, mientras el presunto perdedor, Griñán, acuciado por arañar votos de donde sea, tenía poco que perder y mucho que ganar. Si como muestra vale un botón, reproduzco a continuación una conversación escuchada en la casa de unos amigos hace escasas fechas entre la dueña y la muchacha que va a limpiar:

-Bueno, Mari, ¿y tú a quien vas a votar el día 25?, dice la señora.

-Pues a quien va a ser, a los socialistas como siempre, responde la chica.

-Pues lo tienes claro. Tu marido, tus hermanos y tu hijo están en el paro. Y vosotros, erre que erre, seguís votando a los socialistas. De verdad que no lo entiendo.

-No, si nosotros queremos que gane el PP, pero, como comprenderá usted, no podemos votarlos. Para eso ya están ustedes.

Elemental, querido Watson. Es lo que hay en esta Andalucía del millón y medio de parados, del PER, de las subvenciones y de las corrupciones institucionalizadas.