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¿Marihuana? Sí, gracias, pero...

¿Marihuana? Sí, gracias, pero...

miércoles 11 de abril de 2012, 14:46h
Vaya por delante que estoy en contra de la Ley Seca y a favor de la legalización de las drogas, controladas, si es necesario, por farmacéuticos y médicos, y no por los políticos. No me gusta el paternalismo del Estado que se apresura a ocupar los espacios que va dejando la Iglesia en sus definiciones de pecado y perdición.Establecido eso, diré también que una de mis obsesiones es la necesidad de una Ley de Claridad que establezca las condiciones para plantear un referéndum. En el caso del municipio de Rasquera y la consulta sobre la plantación de maría su alcalde exigía un mínimo del 75 % de votos a favor para seguir adelante. Pero la pregunta tenía trampa; "¿Está usted de acuerdo con el Plan Anticrisis 2012 aprobado en sesión plenaria en el Ayuntamiento?". ¿Cómo decir que no? Además el Plan Anticrisis también incluye la promoción de los pastelillos de almendras, el queso de cabra y el aceite de oliva virgen. Es como la redacción de la pregunta famosa de 1986, cuando se preguntó a los españoles si querían permanecer en la OTAN, algo que la propia papeleta establecía como más conveniente para los intereses del país sin mencionar por ningún lado las siglas malditas. En la papeleta de Rasquera tampoco se menciona ni el cannabis ni la maría, ni siquiera el quesillo de cabra virgen.

Por eso repetiré una vez más que la política exterior española debería promover en el Parlamento Europeo la tramitación de una Ley de Claridad para los próximas consultas independentistas que se avecinan en Europa, empezando por la de Escocia planteada para el otoño de 2014 por Alex Salmond y el Partido Nacional Escocés. Por poner nuestras barbas a remojar, Mariano. Una "Clarity Act" como la aprobada para el caso del independentismo de Quebec por el legislativo del Canadá. Se trata de regular la mínima participación exigida, el porcentaje de votos afirmativos que se requieren o la necesaria simplicidad y sinceridad de la pregunta. Pero el problema seguirá siendo siempre contestar "sí" o "no" a cuestiones necesariamente muy complejas, sesgadas por múltiples matices y condicionadas por incontables variables.

El mismo dilema nos plantean los sindicatos cuando convocan una (otra) huelga general. Deciden un lema, en general tan vago, ambiguo y maniqueo que no es posible oponerse a él. Como dicen las aspirantes a miss en los Estados Unidos, "estoy favor de la paz mundial". También podrían defender "el derecho a decidir",  "por la libertad de los oprimidos". O incluso manifestarse en contra de los conservadores que paradójicamente "quieren acabar con todo" (si bien acabar con todo debería ser una aspiración revolucionaria para empezar de cero).  La mayoría de nosotros se deja llevar por ideas preconcebidas acerca de quienes son los buenos y quienes los malos. Antes de conocer los motivos de la convocatoria de huelga y sin leer el texto de la ley objeto de la protesta ya hemos decidido si vamos a hacer huelga o no. Sí o no. Las dos Españas de nuevo, y sin lugar ni espacio para una tercera que pueda matizar "sí, pero..." o "no, sin embargo..." Eso es lo que nunca me ha gustado de que me planteen un referéndum ni de que me convoquen a una huelga. Por eso si alguien me preguntara si estoy a favor de la legalización de las drogas diría que sí, pero también querría poder matizar las condiciones y los detalles. Sobre la virginidad de la cabra responsable del queso, por ejemplo.
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