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Griñán vs Arenas: Ni tanto ni tan calvo

Griñán vs Arenas: Ni tanto ni tan calvo

martes 22 de mayo de 2012, 19:39h
Ya he escrito varias veces en esta misma columna que nunca una derrota ha dado tanto de sí como la del PSOE-A de Pepe Griñán ni una victoria ha sido tan pírrica como la del PP-A de Javier Arenas en las pasadas elecciones andaluzas. Dos meses después de haberse celebrado los comicios, la resaca de los resultados del 15-M sigue condicionando el devenir de los dos grandes partidos del espectro político andaluz. Mientras el candidato perdedor, Griñán, se encuentra en estos momentos, gracias al inestimable apoyo de IULV-CA, totalmente eufórico y en la cresta de la ola, con posibilidades, incluso, de hacer la veces de oposición al Gobierno de la nación por encima de su secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, el ganador, Javier Arenas, ha decidido desaparecer de la escena pública andaluza, que se quiera o no se cuece en Sevilla, dejando que la segunda fila de su partido se encargue de protagonizar las habituales ruedas de prensa y comparecencias públicas. Uno está todo el día como protagonista asumiendo incluso roles que no le corresponden y el otro se halla desaparecido en combate sin liderar y sin dar la cara en el papel de jefe de la oposición mayoritaria que le han concedido los votos de 1.567.207 andaluces. Uno peca por exceso y el otro por defecto. Y, como dice el dicho, ni tanto, ni tan calvo.

El papel de ambos es en cierto modo comprensible, aunque sean muchos los que no lo compartan. El primero se ha encontrado con una renovación en la Presidencia de la Junta que no esperaba conseguir ni con la lotería de las alianzas, el segundo piensa que ha perdido la oportunidad de su vida al no lograr la tan ansiada mayoría absoluta que le auguraban todas las encuestas. Habría que poner algo de cordura en ambas posturas y, tras reconocer que Griñán ha obtenido lo que personalmente tanto deseaba, ocupar el sillón heredado de Chaves, poner las cosas en su justa medida y aconsejarle a Arenas que vuelva a retomar el liderazgo que siempre ha tenido como jefe indiscutible del PP andaluz. En estos momentos su figura es indispensable para que su partido siga creciendo y pueda lograr algún día no muy lejano la Presidencia de la Junta de Andalucía. Al fin y al cabo, una Legislatura pasa en un abrir y cerrar de ojos y puede que ésta, la de los recortes y la del inicio del fin de la eclosión comunista, incluso pase bastante antes de los cuatro años habituales. Por si acaso, habría que estar preparado para afrontar unas elecciones anticipadas.

Me da miedo pensar que uno y otro decidan abandonar en un futuro próximo sus puestos buscando metas más altas en Madrid. Si temo que algún día Javier Arenas sea reclamado por Mariano Rajoy para ocupar un Ministerio, algo que él ha desmentido pese a circular insistentemente en los mentideros políticos madrileños, me daría pánico pensar que Pepe Griñán, aupado por los chaconistas, pudiera creerse capacitado para ser candidato a la Presidencia del Gobierno en las elecciones generales del 2015. No, no se crean que son elucubraciones de una mente calenturienta ni teorías de mesa camilla de tertulianos aburridos. Hay un importante sector del PSOE que le ha puesto ya la alfombra roja a Griñán para que sea el hombre que acabe con la pugna entre Rubalcaba y Chacón que amenaza con dividir en dos al partido. Y Griñán se está dejando querer, escalando poco a poco peldaños en su ascensión al reino de los cielos. Si en el Congreso Regional del PSOE andaluz, en julio en Almería, consigue hacerse con el control del partido, algo que nadie duda, su peso dentro del socialismo español se consolidará y alcanzará unas cotas de poder a las que no llegó ni por asomo su antecesor Manuel Chaves. Habrá que estar atentos.

Una cosa parece cierta. Que Mariano Rajoy va a sacrificarse en estos críticos momentos y que su figura acabará quemada cuando acabe su mandato. Y que el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, no sólo no va a conseguir acaparar el voto de los descontentos con el Gobierno del PP, sino que, dados sus antecedentes vicepresidenciales con José Luis Rodríguez Zapatero, su actual liderazgo en el PSOE está siendo más que cuestionado. Si el PP necesitará un nuevo candidato a la Presidencia del Gobierno en 2015, el PSOE tiene que buscarse, ya, una cara que lidere el partido y sea capaz de creerse con posibilidades de ganar unas elecciones. Y, pese a todas las reticiencias, no cabe duda que Pepe Griñán tiene entrenamiento suficiente en Andalucía para lidiar en estas situaciones adversas. Por más inverosímil que parezca, el actual presidente de la Junta de Andalucía tiene bastantes papeletas para convertirse en escaso tiempo en el político que puede sacarle las castañas del fuego al PSOE. Ni "rubalcabistas" ni "chaconistas". El "griñanismo" está en alza aunque muchos se sigan preguntando, como hacía Alfonso Guerra en 1990, quién es ese "tal Griñán". 
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