El sindicato policial SUP contradice a Ana Botella ante el juez: mantiene que sí era obligatoria la licencia inexistente del Madrid Arena

En la tragedia de la sala Arena ya hay muertos malos y muertos buenos. Nada más conocer el dramático balance, desde diversos sectores mediáticos de nuestra derecha cerril y ultracatólica se apresuraron a denigrar a los jóvenes que acuden a divertirse a este tipo de fiestas multitudinarias. Desde su tribuna de un inmundo diario nacional, el siempre impresentable (no añado otros calificativos que se merece este sujeto) Salvador Sostres, criminalizaba a los padres que consienten a sus hijos esta forma de diversión y trataba a los chavales (es de suponer que también a las fallecidas) poco menos que de depravados y delincuentes: "Hay que educar a nuestros hijos en un tipo de ocio más edificante y elaborado, y desprestigiar ya desde las primeras conversaciones familiares al tipo de gente que se divierte de modos tan absurdos y negacionistas de cualquier funcionamiento intelectual" ... " ... esta clase de fiestas tan ordinarias y soeces, tan contrarias a los intereses de la Humanidad, y que dejan estos regueros de degradación y muerte". Palabras que han sido 'bendecidas' por la 'gente de orden' y en algunos medios parecían especialmente interesados en destacar que una de las chicas fallecidas era hija de un concejal socialista. Pero una vez conocido que la última víctima, una niña con cara de ángel llamada Belén, era hija de una familia ultracatólica, con un hermano sacerdote, en medios como la Cope ya se empezó a recular, insinuando que no todos son iguales. El límite de lo admisible lo ha traspasado Periodista Digital, esa cosa dirigida por el resentido Alfonso Rojo, donde alguien no identificado escribe (supuestamente sin sentir asco de sí mismo), el siguiente libelo: "Se llamaba Belén Langdon Real, tenía 17 años, y murió este 3 de noviembre de 2012, tres días después de quedar aplastada por una turba en la fiesta de Halloween del Madrid Arena. Lo habitual, lo típico, lo 'normal' en ese tipo de aquelarres juveniles es que los asistentes sean fánaticos del baile, hagan 'botellón' hasta quedar estupefactos y coqueteen con los excitantes. Belén no. La cuarta de las jóvenes fallecidas en el trágico suceso era un estudiante modelo, hija de un matrimonio de supernumerarios del Opus Dei, tenía seis hermanos y acudía con frecuencia a un centro juvenil de la prelatura a recibir formación cristiana. ... No iba a ir a la fiesta y todo empezó como una travesura, aprovechando que ese 31 de octubre sus padres no estaban en casa". Belén no era como las demás chicas, no. Las otras eran perversas y ya están condenadas. La pequeña Belén solo cometió una travesura. Esta mañana el mismísimo obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Pla, tristemente conocido por sus ataques inmisericordes al colectivo homosexual, ha oficiado un sentido funeral en memoria de Belén. No se tiene constancia de que Katia, Rocío y Cristina hayan merecido tan piadoso reconocimiento por parte de este obispo ni por su homólogo capitalino, monseñor Rouco Varela.