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Off the record - 30 octubre 2007

Off the record - 30 octubre 2007

martes 30 de octubre de 2007, 07:53h

LAS CAJAS HACEN LAS AMÉRICAS Y MÁS…

Está en juego nada menos que la solvencia. Así que las Cajas de Ahorro, que tienen más del 70% de sus créditos en el sector inmobiliario y la construcción, han asumido el serio aviso del Banco de España para incrementar las dotaciones a provisiones, y se endurecen para los promotores, cuyos riesgos de impago empiezan a inquietar.

Pero como una cosa es la realidad y otra la imagen, y los “gurús” de la imagen afirman que la imagen creada se puede hacer realidad, las Cajas se han lanzado al mismo tiempo a un apasionante Road Show internacional, con el ambicioso objetivo de recuperar la confianza de los inversores extranjeros, tan esquivos últimamente hacia los productos financieros españoles. La oportunidad o acierto del Road Show, en el que Juan Ramón Quintás arriesga todo su innegable prestigio de presidente de la CECA, tendrá que ser medido y valorado por los resultados.

A un lado el chiste fácil que ayer circulaba por los mentideros madrileños (“de la CECA a la Meca”), la iniciativa tiene el apoyo prácticamente unánime de las Cajas y se valora bien en los circuitos financieros. Ahora se trata de ver si la ejecución está a la altura de la idea, es decir, si se consigue recuperar confianza de los inversores americanos, europeos y asiáticos. De momento, vincular este Road Show al concepto esencial de transparencia es, sin la menor duda, un acierto.  

 

ADIOS, SUPERÁVIT, ADIOS…

Sin embargo, como sigue creciendo la deuda de las familias y está ya apenas cien mil millones de euros por debajo del valor nominal del PIB. ¿en qué van a confiar los inversores extranjeros, si todavía se sigue en la política oficial de negar las evidencias, afirmar que no hay problema hipotecario por estos pagos, ni hipotecas subprime, ni “crédito basura”, faltaría más?

El contexto no ayuda, porque se multiplican los informes que no comparten el alegre optimismo del Gobierno cara al año entrante. Para el crecimiento esperable del PIB, ya ni el 3,3 % de Rodríguez Zapatero, ni el “un poquito menos, pero por encima del 3%” de Solbes, sino que las previsiones de los expertos oscilan entre el 2,8 % de los optimistas y el 2,5 % de los pesimistas. Los optimistas bien informados calculan el 2,7 % o una décima menos. Un cercano e importante colaborador del vicepresidente Solbes confesaba ayer, en pequeño grupo de amigos, su convencimiento de que en el 2008 se volatilizará el superávit presupuestario. Así que, una vez más, los pesimistas llevan trazas de ser optimistas bien informados.

 

¿CUANTOS VOTOS TIENE LA VERDAD?

A punto de iniciarse la campaña para las elecciones de 1996, Rodrigo Rato reunió un grupo de economistas y periodistas económicos para consultar algunos decisiones de última hora en el programa electoral. Las privatizaciones fueron la cuestión más polémica. Todos los reunidos coincidían en el efecto benéfico que tendría, sobre la actividad económica española, una política de privatizaciones moderna, realista y que devolviese a los mercados lo que los mercados hacen mejor que las burocracias administrativas. Pero también todos los reunidos, menos uno, consideraban imprudente llevar las privatizaciones al programa electoral.

Rato se volvió hacia el disidente: “Ya sabemos que las privatizaciones son necesarias y habrá que hacerlas, pero ¿realmente crees que nos aporta algún voto llevarlas al programa electoral?”. Evitando la respuesta, el aludido recordó que, en palabras de un gran político norteamericano, “los que creemos en la libertad partimos de la convicción de que el pueblo reconocerá la verdad, respaldará el honor y premiará el valor”.

 

¿UN RASGO DE VALOR?

 Algo tan decente y tan imprudente como eso debe pensar Mariano Rajoy si finalmente toma la decisión de incorporar la energía nuclear en el programa del PP para las elecciones generales del próximo marzo. Como las privatizaciones en 1996, el impulso a la energía nuclear es una decisión que inexorablemente llegará si España quiere mantenerse en la senda de crecimiento económico de la última década. Pero no es popular decirlo.

La energía más barata, limpia y segura soporta el terrible estigma de imagen que supuso Chernobil y que oculta que allí se enriquecía uranio para armas nucleares y no para la generación de electricidad. De hecho, España compra a Francia electricidad procedente de las centrales nucleares que el país vecino tiene bien próximas a nuestro territorio, de modo que, con nuestra “moratoria nuclear”, tenemos todos los supuestos peligros y ninguna de las ciertas ventajas.

Si finalmente el PP toma la decisión de “dar la cara” con la energía nuclear en el programa electoral, no se debatirá su conveniencia, que todas las cabezas bien informadas asumen a derechas e izquierdas, tanto por razones económicas como para reducir la contaminación medioambiental, sino que diluviará la fácil demagogia antinuclear.

 

DOS LÍDERES, DOS SOCIALISMOS

La política hace, siempre se dijo, extraños compañeros de cama, pero también deteriora o incluso rompe relaciones que parecían capaces de superar el paso del tiempo y el peso de las adversidades. El PSOE ha tenido dos maneras muy distintas de llegar al poder, la esplendorosa del 28-O de 1982, toda una fiesta nacional compartida incluso por muchos de sus adversarios, y la sombría, por decirlo suavemente, del 14-M de 2004.

No ha causado mucha sorpresa el desinterés del actual PSOE por recordar el más brillante evento de la larga historia del partido. El “día del olvido”, un dirigente socialista que ocupó muy altos cargos con Felipe González y que conserva gran relieve político personal, diferenciaba las dos fechas de triunfo electoral por sus consecuencias visibles.

Recordaba este dirigente que la noche de octubre de 1982 casi nadie dejó de pasar, derechas e izquierdas, empresarios y sindicalistas, intelectuales y profesionales, por la gran fiesta que en el hotel Palace y sus aledaños rodeaba a Felipe González. “La gente entendía que se producía un cambio político, pero que el nuevo poder estaba abierto a todos y sólidamente instalado en la reconciliación nacional, que venía a cambiar el país, pero no a crisparlo. Nada que ver con la media España contra la otra media que desde el principio, aunque se justifique con el pragmatismo del cálculo electoral, fue y es la voluntad de Zapatero”.
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