El contrato de los estudiantes
martes 25 de junio de 2013, 16:40h
Parece que el ministro Wert va a perder otra batalla, la de
las becas, bajo la presión de sus propios compañeros de partido. No sé cómo lo
hace, pero se mete en todos los jardines y siempre acaban pisándole el huerto y
dejándolo como una finca de secano. Y, sin embargo, si hay una reforma urgente,
imprescindible, inaplazable es la de la educación para que, como decía Alfonso
Guerra, no la conozca ni la madre que la parió.
Wert, que es un
dechado de inoportunidad en lo accesorio,
había propuesto que para mantener una beca en la Universidad, el alumno debería
sacar un 6,5 de nota. Tal como está el nivel de exigencia en la selectividad
-que aprueban un 95 por ciento-, la continua rebaja de exigencias para que los
alumnos aprueben, exigir un 6,5 es, desde mi punto de vista, un requisito
suave. Si alguien asiste a clase todos los días, estudia un poco y hace los
trabajos que le piden, el 6,5 está chupado. A pesar de todo, la media para
terminar una carrera universitaria de cuatro años, es de seis u ocho.
En la Universidad hay dos
tipos de alumnos: los que están becados al 100 por cien y los que "sólo" lo
están al 80 por ciento -todos los demás-. Ese nivel educativo, al que sólo
deberían acceder los que se lo hubieran ganado con su esfuerzo y sus notas,
está financiado por todos los ciudadanos, tanto los que tienen hijos en la
Universidad como los que no. El ministro dijo que "no les pagamos los estudios,
les pagamos por estudiar" y se desató Troya. Troya es la sacrosanta igualdad de
oportunidades, el derecho de los hijos de los obreros a ir a la Universidad, la
expulsión de los pobres de la sabiduría... Pura demagogia.
En lo único que estoy de
acuerdo con los que se oponen a la medida de Wert es a que esa nota de 6,5 no
se extienda a todos los universitarios. Hay que exigirles que rentabilicen estudiando
la inversión que hace la sociedad. Porque no puede ser una inversión a fondo
perdido cuando millones de ciudadanos están sin trabajo o les echan de su
vivienda. Yo estoy a favor de que no permanezca
en la Universidad ningún hijo de rico...que no apruebe los cursos en un
plazo razonable. Defiendo a muerte que ni una sola persona con capacidad, que
se esfuerce, no vaya a la Universidad aunque sea el más pobre de España. Pero todos
deben ganarse lo que se les da. El acceso a la educación es un derecho
fundamental. Pero tan exigible como ese derecho es el deber de estudiar. Cuando
los estudiantes acceden a los distintos niveles educativos deberían firmar un
contrato con la sociedad en el que se les explicara que estudiar es un derecho
que tiene obligaciones ineludibles. Un derecho, un privilegio y un deber que
nos podemos dar simplemente porque hemos nacido aquí y no doscientos kilómetros
más abajo.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
22300 | DHCT - 26/06/2013 @ 15:59:49 (GMT+1)
Yo alucino con usted, oiga. Las becas no están para premiar las notas, sino para asegurar la igualdad de oportunidades, es decir, para que las clases bajas puedan acceder también a los estudios. Si se establece esa medida se genera desigualdad, pues alguien con media de 5 (o incluso con menos) pero que venga de buena familia puede seguir estudiando, pero al que no le cuadre así tendrá que abandonar los estudios. Un alumno con padres millonarios por mucha matrícula que saque no tiene la necesidad de beca de alguien con un 6 de media con pocos recursos. Y eso, que estaba tan claro hace un siglo, parece que nos lo está haciendo olvidar el aborregamiento continuo al que se nos pretende someter.
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