¿Resistirán 4 banqueros las presiones de la troika?
viernes 04 de octubre de 2013, 13:42h
El gobierno de Mariano Rajoy quiere que Isidre Fainé siga presidiendo
Caixabank, de la misma manera que quiere que sigan en sus mismos puestos
Amado Franco en Ibercaja banco, Braulio Medel en Unicaja banco, y Mario
Fernández en Kutxabank. Para conseguirlo tiene que " incumplir" el
punto 23 del " Memorándum de Entendimiento" que se firmó el 20 de julio
de 2012 y por el que se ponían a disposición de la banca española cien
mil millones de euros de los que no se han utilizado ni la mitad. Está
en juego mucho más que los cuatro nombres de esos presidentes, hay mucho
de política autonómica y de estructura del estado, sobre todo en
Cataluña y en Euskadi, justo cuando los jefes de gobierno de esos dos
territorios han marcado la línea roja del inmediato futuro con sus
exigencias de autogobierno y de independencia.
Ni el presidente de la Comisión Europea, el portugués Durao Barroso, ni
el italiano Mario Draghi que dirige el Banco Central Europeo, ni la
francesa y directora general del Fondo Monetario Internacional,
Christine Lagarde, están dispuestos a que se compaginen las presidencias
de las Cajas matrices y las de los Bancos que se han creado tras las
sucesivas fusiones y absorciones. Para apretar las tuercas del rescate
bancario español están sus inspectores y sus trimestrales visitas, la
más reciente a mediados de septiembre, y la última, la que harán antes
de las Navidades de este año.
Para demostrar que mandan y mucho, y que no se quedan en los controles a
la banca no dudan en plasmar en sus informes las recomendaciones y el
nivel de cumplimiento del Ejecutivo español en lo referente a reformas
laborales, fiscales, sanitarias, y ese largo etcétera que llevamos
sufriendo con estoicismo desde que se "evitó" el rescate puro y duro con
el diferencial en los 600 puntos y la intervención amenazando con
estrangular el apenas rodado gobierno de Rajoy y su mayoría absoluta en
el Parlamento.
Si desde que en 2008 a España le cierran el grifo del crédito
internacional, los grandes banqueros se enfrentaron a varios problemas
casi insolubles: por un lado el dinero que necesitaban para sus
entidades les costaba mucho mas caro que a sus homólogos europeos y el
riesgo país les perjudicaba en sus depósitos; y por otro, tenían que
hacer frente a una reestructuración brutal del sistema financiero patrio
que ha llevado a la desaparición de las antiguas Cajas de ahorro.
Las provisiones extraordinarias que han tenido que hacer en base a los 2
Decretos Guindos, a su vez forzado por las exigencias de la troika y
las agencias de rating, no tienen parangón en Europa. Por ejemplo, la
obligación de llevar a contencioso los créditos que entren en mora está
en España en 90 días mientras que en Francia esa misma morosidad se
alarga hasta los 120 y en Italia hasta los 180, el doble. Tal vez por
eso y tras las sucesivas visitas de los inspectores del Banco Central,
la Comisión y el FMI, nuestros bancos están en mejor situación que
muchos de los del resto del Continente y pueden abordar mejor las
exigencias para todos que comenzarán a funcionar dentro de un año, en
octubre de 2014.
La batalla de franceses e italianos está en que sean sus bancos
centrales los que realicen los tests de solvencia de sus entidades
nacionales y que no sean auditores externos, como le pasó a España con
Oliver Wyman, los que confirmen el estado real de sus respectivos
sistemas financia ciertos. El caso de Alemania es aparte pues se ha
resistido hasta que se examinen las "Cajas" de sus Landers, que son lo
más parecido a lo que eran las nuestras hasta hace cinco años.
Quedan doce meses para que Europa de un paso importante en su
integración financiera y política, cada vez más cerca de que sea el
Banco Central el que controle y supervise los respectivos sistemas de
cada uno de los países que están en el euro, y en otra fase posterior
los de los 27 países que integran la UE. Por medio van a estar, casi con
toda seguridad, otros dos " rescates" de otros dos países intervenidos,
Portugal y Grecia, y nuevas y mayores exigencias a nivel fiscal y de
déficit que harán más difícil la salida " social" de la crisis. En
España, mantener la mínima independencia de los bancos en cuanto a su
estructura y su política interna, toda vez que cumplan con las
exigencias de solvencia y resistencia que ya les han impuesto, se ha
convertido en un tema de estado y de confianza hacia el gobierno de
Maríano Rajoy.