Salvo cataclismos de última hora, la moción de censura del PSOE en Extremadura se quedará este miércoles en un mero brindis al sol y, para alivio de Ferraz, pasará al olvido y no afectará a la estrategia política de Alfredo Pérez Rubalcaba. Sobre todo, después de que el coordinador federal de IU, Cayo Lara, confirmara este mediodía que su formación se abstendrá en la votación.
Ferraz se ha visto obligada a apoyar con la boca pequeña -o sea, la de
Óscar López y poco más- la iniciativa de
Guillermo Fernández Vara, de la que se enteraron demasiado tarde para poder frenarla. El líder de los socialistas extremeños, gran aficionado al fútbol, les había metido un gol.
La actitud de Fernández Vara no es ninguna sorpresa.
Rubalcaba hace tiempo que tachó su nombre y el de sus afines de cualquier lista. La última, la de unas elecciones europeas en la que -se quejan desde el PSOE extremeño, incluido el ex presidente
Juan Carlos Rodríguez Ibarra- no figura nadie al que puedan considerar "próximo".
Para la dirección federal, aún no ha llegado el momento de dar un paso de esta envergadura y menos por libre. Así las cosas, consumado el desastre, en Ferraz, donde no ha habido unanimidad sobre cómo reaccionar, se optó por no dejar a los pies de los caballos a Fernández Vara y su moción para destronar a Monago, limitar en lo posible los daños en su relación con IU, ya de por sí complicados -ahí está el caso de Andalucía-, y esperar a que escampe.
Cayo Lara insiste en que es "una moción de ficción, que no de censura". "Es un folio que no se ha hablado" y recuerda a Fernández Vara que, además de un candidato y un programa alternativos, el uso de este instrumento parlamentario implica consultar con aquellas formaciones a las que, en teoría, se les va a pedir el apoyo: "Y eso no se ha producido".
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