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Andalucía y el salario del miedo

martes 28 de julio de 2015, 19:25h
Siempre se ha dicho que hay dos comunidades en España que dan y quitan gobiernos, Andalucía y Cataluña. De la segunda más vale irse olvidando porque mucho me temo que ninguno de los dos partidos que aspiran a gobernar España en 2016, PP y PSOE, va a lograr demasiados apoyos si las cosas siguen como ahora. Respecto a la segunda, que es la que yo conozco, hay que hacer algunas aclaraciones porque están saliendo encuestas bastante interesadas que pueden ser interpretadas, como suele ocurrir habitualmente, según el cristal con que se miren. Uno lleva bastantes años analizando la política andaluza y conoce a la perfección por donde se mueven los muchachos del llamado Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía (Capdea) que es quien elabora y cuece el semestral Estudio General de Opinión Pública de Andalucía (Egopa) Como es natural el Egopa barre para casa, es decir, que le hace el juego a quien les paga que nos es otra que la Junta de Andalucía que preside Susana Díaz. Y, claro, mientras en las generales le da la victoria por la mínima al PP (22,1%) con menos de un punto de ventaja sobre el PSOE (21,8%), situando el bipartidismo en un empate técnico que ni Podemos ni Ciudadanos, con apoyos puntuales a uno y otro respectivamente, romperían, en una supuestas autonómicas, que no se celebrarían si no ocurre un desastre hasta el 2019, la victoria sería para el PSOE con diez puntos de ventaja sobre el PP. Vamos que los experimentos con riesgos se hacen con gaseosa y si en unas autonómicas se le da al PSOE y a Podemos la mayoría absoluta, la cosa cambia bastante cuando lo que se juega es el futuro de toda la nación.

Pero en el fondo, ¿qué significan estas cifras? Simplemente que se ha acabado el bipartidsmo y que, o los populares se ponen urgéntemente las pilas y venden algo que llegue a las masas o en diciembre podemos, nunca mejor dicho, tener un Gobierno frentepopulista que agrupe, como ha ocurrido ya en algunos ayuntamientos y autonomías, a socialistas, podemistas y comunistas juntitos y en comandita . Eso es algo que mucha gente ya a asumido con resignación cristiana y está cavilando qué va a hacer con sus ahorros si se produce lo inevitable. Les anuncio que son muchas las personas mayores que han retirado fondos de entidades bancarias y las han guardado bajo el colchón en previsión de lo que pueda ocurrir. Quizás sea esa la única baza que le queda por jugar al PP, la del miedo y el acojono del personal ante otra posible etapa de recesión económica. Porque si es verdad que en este país los triunfos los dan los votos del centro y de las clases medias, está medianamente claro que ese centro y esas clases medias están bastante asustadas ante la posibilidad de que los destinos de España caigan en manos de triunvirato Sánchez-Iglesias-Garzón que sería algo así como poner a los zorros hambrientos a guardar el gallinero.

Hay que reconocer que las cosas están bastantes complicadas para el Gobierno de Rajoy porque, además de no saber vender una escoba y de hacer cambios de maquillaje que a nada conducen, dentro de un mes tenemos las autonómicas catalanas que van a enredar aún mas la ya muy difícil situación de esta España de opereta. El otro día comentaba con un amigo qué podría ocurrir si, como es previsible, la llamada lista única que auspiciada por Mas y Junqueras se presenta como referente plebiscitario el 27 de septiembre, arrasa en Cataluña y ellos siguen adelante con el farol aprobando la independencia. Mi amgo, que es bastante drástico en este asunto, no se conforma con eso que dice Rajoy de aplicar la ley y las Constitución para frenar a los secesionistas. Ni siquiera contempla eso de aplicar el artículo 155 de la Carta Magna para retirarle competencias al Gobierno autonómico. Va mucho más allá y afirma que tan legítimo como aplicar ese artículo es enviar al Ejército que es, según la propia Constitución que votamos todos (catalanes incluídos), es el garante de la unidad de España. No creo que se llegue a tanto, entre otras cosas porque los fanfarrones de los nacionalistas se tocan la ropa cuando oyen hablar de los militares, pero, desde luego, están tensando la cuerda hasta línites insospechados y alguien debe de poner pie en pared antes de que la cosa se convierta en irreversible.

Por lo demás, siguen las olas de calor en este verano que se está haciendo eterno en el Valle del Guadalquivir. Se acaba julio y agosto apunta similares temperaturas que convierten las ciudades en antesalas del infierno. Quizás todo sea un aviso divino de lo que nos espera en los próximos meses en los que el crujir y rechinar de dientes va a ser algo generalizado entre el personal. Los únicos que deben andar contentos son los jerifaltes de las eléctricas que se están haciendo de oro con los aires acondicionados. A ver si se contentan y nos bajan de una vez el dichoso recibo de la luz que tantas fatiguitas nos cuesta todos los meses. Ya verán como pasa lo mismo que con la bajada del precio de la gasolina, que aquí el único que no se beneficia es el contribuyente.
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