La extraña pareja

He de reconocer que me está dejando gratamente estupefacto el comportamiento político de la secretaria general andaluza de Podemos, Teresa Rodríguez. Ni Susana Díazni Loles López, por citar solo a dos de las féminas que dirigen el cotarro político andaluz. Sin duda Rodríguez es la única mujer que está demostrando una coherencia y fidelidad a sus principios fuera de toda duda aunque hay que reconocer que quizás se haya visto forzada a ello por las circunstancias. Desde su elección, Rodríguez ha dejado claro cuáles son los objetivos de su partido y se ha negado en redondo, en contra de lo aconsejedo 'por su lider nacional, Pablo Iglesias, a pactar con el PSOE partido al que sigue colocando como el primero e indiscutible representante de la casta en esta comunidad autónoma donde ha gobernado ininterumpidamente durante los últimos cuarenta años.

Se podrá o no estar de acuerdo con sus ideas y las de su formación política, que he de reconocer que a mí personalmente no me convencen, pero es indudable que la líder andaluza de Podemos está dando la talla mucho más que sus colegas masculinos del PP o Ciudadanos. El primero, Juanma Moreno, porque sigue sin encontrar la guía que enderece el camino torcido del PP tras el varapalo de las autonómicas; el segundo, Juan Marín, porque se está retratando hasta la saciedad dejando a sus Ciudadanos al pie de los caballos socialistas y desengañando a miles de andaluces que optaron por su formación política como castigo al PP de Rajoy.

La comisión de investigación parlamentaria sobre los falsos cursos de formación que va a iniciar su andadura en la Cámara andaluza en los próximos días está poniendo de manifiesto la verdadera cara de las cinco fuerzas políticas presentes en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas. El PSOE ha tratado por todos los medios de impedirla y se niega a que Susana Díaz, consejera de Presidencia con Pepe Griñán cuando estalló el escándalo, sea llamada a declarar. El PP, por su parte, vuelve a la carga con los escándalos de corrupción creyendo equivocadamente que esta comisión le reportará futuros réditos electorales. Izquierda Unidad, ni pincha ni corta. Ciudadanos mantiene al Gobierno de Susana Díaz y trata de verder la película de controlarlo aunque, en realidad, está haciendo un doble juego del que intentará sacr provrecho antes o después.

Y Podemos es el único partido que se mantiene al márgen de los conchaveos de unos y otros. La frase de Teresa Rodríguez al respecto no deja lugar a dudas: “De la misma forma ha opinado sobre la petición para que comparezca en ella la ministra de Empleo, Fátima Báñez: La comisión deberá ver quién puede dar más información, no se trata poner en brete o en una situación similar a un juzgado. Lo que más nos interesa es, más que a las primeras filas, a las segundas o terceras filas; llevar a funcionarios o trabajadores de empresas, que en muchas ocasiones son los que denuncias los fraudes porque no quieren ser copartícipes, que un show público del que sacamos pocas conclusiones". En resumen, Rodríguez no quiere un “show de cargos” en la comisión, sino una investigación seria que saque a la luz las responsabilidades políticas a las que hubiera lugar.

A eso me refería al utilizar el titular de la película de Gene Saks con Jack Lemmon y Walter Matthau, ya saben “La extraña pareja” que forman Teresa Rodríguez y “Kichi” González. Porque contrasta esta aparente seriedad y formación de la líder andaluza de Podemos con las continuas sandeces de su compañero sentimental, el alcalde de Cádiz, José María González “Kichi”, quien no parece enterarse por donde van los tiros de los ciudadanos. Tras cambiar el retrato del Rey por el de Fermín Salvoechea y convertir los Plenos municipales en una especie de circo, ahora le ha dado por recortar la subvención municipal a las Cofradía de Semana Santa. No digo yo que no haya que hacerlo, a lo mejor lleva razón, pero me temo que, como decía Don Quijote, “con la Iglesia hemos topado” y ello puede traerle más de un dolor de cabeza al político chirigotero gaditano.

Ya veremos como se desarrolla la comisión de los cursos de formación, pero ya les anticipo que, pase lo que pase, nadie va a asumir responsabilidades políticas. Bastaría con que al menos, los cinco grupos de la Cámara se pudieran de acuerdo para llegar a unas conclusiones mucho más realistas que las alcanzadas en la anterior comisión de investigación parlamentaria de los EREs fraudulentos que tampoco sirvió para nada.