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Las vírgenes de Gadafi

miércoles 12 de diciembre de 2007, 14:51h
Gadafi, se dispone a acampar en los jardines del palacio de El Pardo durante su visita a España. El mandatario libio no es de los que viaje precisamente ligero de equipaje: se traerá un camello, cinco aviones, una carpa y treinta vírgenes que hacen la labor de guardaespaldas.

Confieso que en un principio lo de la carpa me descolocó bastante, más que nada porque desconocía el amor del presidente libio por los peces de río; luego resulta que no, que lo que lleva este señor que cada día se parece más a Jesús Quintero tras una noche de juerga, es una  jaima con la que viaja a cuestas como los cangrejos ermitaños quizá por miedo a que el servicio de la residencia oficial para los jefes de Estado no haya cambiado las sábanas después de la visita del el último huésped.

Hasta ahí, nada que decir: si a Gadafi no le importa recorrer los jardines de palacio a media noche en pijama con dos grados bajo cero para ir al servicio, no seré yo quien le ponga objeciones a su peculiar solución habitacional. Ahora bien, lo de las treinta vírgenes guardaespaldas me tiene perpleja.

 Para empezar ¿cómo sabe que son vírgenes?¿tienen que pasar una ITV del himen cada cierto tiempo? y sobre todo ¿por qué ese empeño? ¿los soldados varones también tienen que permanecer a palo seco para formar parte de su escolta? porque si no es así, además de pasarse los derechos humanos por el arco del triunfo, este señor es un machista de tres pares de narices, cosa que tampoco nos extraña mucho, dicho sea de paso.

Durante su reciente paseo por tierras francesas, la izquierda ha boicoteado su visita a la Asamblea nacional por considerarle persona non grata. Aquí, de momento, nadie a dicho ni mu, aunque ya se apunta la posibilidad de que Zapatero se haga acompañar por otras treinta guardaespaldas no vírgenes por aquello de mantener la paridad.

En cuanto al camello - suponemos que se trata del simpático animalillo ungulado, con dos jorobas, sin cuernos, labio superior dividido y patas largas, y no un primo lejano de los que pululan por las Rosillas- nadie sabe si su función en esta comitiva será meramente decorativa o es que Gadafi piensa también cultivar el los jardines de palacio y lo va a poner a tirar del arado.

Ante semejante despliegue, las autoridades competentes deberían hacer un llamamiento a los madrileños para evitar problemas diplomáticos, porque sospecho que entre la carpa y el camello, más de uno va a confundir estos días El Pardo con el circo Price.
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