¡Brindo!

Brindo, y lo hago unido al contento de los familiares de quienes habrán de salir de una injusta prisión. Me es plausible la decisión presidencial de firmar el decreto de Ley de Amnistía, pero repudiable la burla, por demás cruel, de hablar de amnistía general y excluir de ella a los comisarios Simonovis, Vivas y Forero.

No veo dicha firma como un acto de generosidad ni mucho menos de magnanimidad, sino que creo que el valor a admitirle es el de una rectificación y reconocimiento, aunque tardío, de un derecho. Decir que "les dio la libertad" es inadmisible, porque en principio ésta les pertenece, y él, que los privó de ella, lo que ha hecho es una devolución reclamada; como tampoco se trata de "la gracia del indulto presidencial" dado que previamente fueron víctimas de "la desgracia del abuso presidencial". Asimismo, la vida normal de estos ex reclusos políticos no comienza ahora, sino que normal era su vida hasta que el comandante decidió acosarlos con ensañamiento.

Al inicio de otro año y cuando se considera oportuno definir los términos de algunas relaciones interpersonales a nombre de la armonía, el entendimiento y la fluidez de las mismas, es no menos válido hacerlo entre sectores antagónicos como Gobierno y oposición, sobre todo si se está a la búsqueda de un diálogo constructivo. En tal sentido, sería muy útil la elaboración de un glosario que incluya palabras y frases de uso frecuente y a la vez contradictorio; pues se dan casos como el del ministro de Cultura, quien llama fascista precisamente a la actriz a la cual él le bloquea toda posibilidad de trabajo por no ser afecta al régimen, o Chávez, el del golpe de 1992, calificando de golpista a la oposición democrática, o la presunción de soberanía con instructores militares cubanos y bases de guerrillas colombianas en Venezuela, o reseñar como gesto humanitario el que las FARC entreguen a tres personas que han tenido secuestradas por años, o denominar "Misión humanitaria internacional" la farsa circense que han montado al respecto varios presidentes inescrupulosos, de imagen en crisis.

Tan fracasados han sido los intentos del comandante de alcanzar un liderazgo político consistente, tan desacertada su gestión hasta en lo más elemental, que ha optado por el histrionismo, sin medir cuán ridículos puedan ser los espectáculos que monta donde quiera que va. Así, en esta situación surgida con la anunciada liberación de unos rehenes, se exhibe preocupado en responder toda exigencia circunstancial y hace creer que cualquier concesión de las FARC se debe a la ascendencia personal suya, pero lo que el mundo ha percibido es la estrecha relación que lo une a dichas fuerzas.

Quisiera poder brindar por nuestro Presidente castrense, pero su propio y conocido comportamiento me hacen mantener cautela, a la espera (en el deseo) de que llegue el momento en que deje de jugar con el destino de otras personas y realmente se justifique festejarlo en el plano de la justicia y la corrección ética. Es de aspirar a que un buen día termine de entender y admitir que una revolución por decreto y con aliados ganados a punta de petrodólares no es tal; que fue electo para ser presidente de un país y no jefe de un partido, llamado a gobernar para un pueblo en su conjunto y no sólo para un grupo de seguidores suyos; y que sea una persona respetable por su ascendencia moral, antes que alguien temido por su cultivo del terror y sus desplantes primarios, o rechazado por su inclinación a la trácala, el exhibicionismo narcisista y la manipulación.

Ildemaro Torres
Médico
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