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Cerrar Compostela

Cerrar Compostela

martes 15 de enero de 2008, 19:24h
A la conselleira de Cultura, Anxela Bugallo, y a su compañero de gobierno (y también del BNG) Fernando Blanco, titular de la cartera de Innovación, Industria y Turismo, por más que la cosa pudiera quedar sólo en clave gallega, la proximidad de las elecciones les ha puesto ingeniosamente –es un decir— combativos. No pierden comba en presentar como logros propios los que son, n principio, patrimonio de la acción del Gobierno bipartito (bipolar, al decir de muchos) gallego. Se han adelantado en 24 horas a sus socios socialistas en la Xunta de Galicia para dar una prueba pública del asado de la manteca. Esta vez, la pareja de conselleiros, al alimón, se descuelgan con limitar el acceso de turistas a la catedral, el Pórtico de la Gloria y su entorno urbano más próximo durante el próximo Año Santo (2010), en que el que la Xunta prevé que Galicia reciba diez millones de visitantes foráneos.

Naturalmente, esta decisión no se ha tomado sin encomendarse siquiera al Apóstol Santiago y sin consultar con el Cabildo compostelano, que hasta ahora se ha negado siempre a limitar la entrada de fieles y visitantes, alegando –cosa que es de cajón—que la principal función de la catedral es el culto. Y hasta ahora, el Cabildo ha sabido siempre estar a la altura de las circunstancias. Sólo el Pórtico de la Gloria, en fase de restauración, ve limitada la presencia de visitantes, que no pueden acceder a él durante la celebración de las misas. Como ya se ensayara en el anterior Año Santo, sólo cuando la catedral está llena, se limita el acceso de visitantes, que guardan turno, y se colocan vallas de seguridad en el interior para marcar pasillos destinados a posibles evacuaciones.

Las aspiraciones del Bloque Nacionalista Gallego, aparte de complicar el período electoral a sus nada fraternos y ya hartos socios socialistas en el gobierno de la Xunta, van en su habitual línea de patrimonialización de los símbolos más tradicionales y generalizados de la galleguidad. Y su idea, ni siquiera se ha planteado en el lugar idóneo, que es el Consorcio de la Ciudad de Santiago, organismo en el que están presentes, de forma paritaria, el Gobierno español, la Xunta de Galicia, el Ayuntamiento compostelano y el Arzobispado.

Para jugar al oportunismo, la señora Bugallo y su conmilitón Fernando Blanco, ni siquiera comunicaron sus intenciones al presidente Pérez Touriño y lanzaron su proyecto un día antes de la reunión del Consejo Jacobeo, ente en el que están representadas todas las comunidades autónomas por las que discurren los tradicionales caminos de peregrinos. El consejo está presidido por el ministro de Cultura (en la actualidad el coruñés César Antonio Molina, que no goza, precisamente de las simpatías del BNG). Y la vicepresidencia del organismo la ocupa el/la conselleiro/a de Cultura de la Xunta.

Eso sí, simultáneamente al show de Bugallo y Blanco, el coordinador ejecutivo del BNG, Francisco Jorquera, tanto los socialistas gallegos (mayoritarios en la Xunta) como los nacionalistas deberán saber compaginar la competencia política que se va a producir entre todas las fuerzas que concurren a las próximas elecciones generales con la necesidad de que haya una acción política “sólida y unitaria”  que dé apoyo al Gobierno gallego. Lo raro del caso es que las campanas de la catedral de Santiago, empezando por la famosa Berenguela, no tocasen a rebato…
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