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El estreno de "Tristán e Isolda" triunfa en el Real

miércoles 16 de enero de 2008, 20:39h
La complejidad de una ópera como "Tristán e Isolda", compuesta por Richard Wagner, no ha impedido que el público del Teatro Real se entregue en aplausos este martes la noche de su estreno, con especial atención a la mezzosoprano alemana Waltraud Meier, una de las mayores expertas del mundo en la obra.
Es la primera vez que esta producción, dirigida por Lluís Pasqual, se representaba en el escenario madrileño tras ser estrenada en Nápoles, y ha contado para ello con la dirección de la Orquesta Sinfónica de Madrid por parte de Jesús López Cobos.

La mezzosoprano alemana Waltraud Meier, una de las mayores expertas del mundo en Wagner y que lleva representando "Tristan und Isolde" desde 1993, ha rubricado una noche brillante, que le ha valido el reconocimiento en aplausos del público madrileño.

Centrándose en todo momento en los aspectos más psicológicos de los protagonistas, para que esta perturbadora historia de amor se proyecte con independencia de siglos concretos, Pasqual ha presentado tres actos en tres épocas distintas, marcados por el mar como hilo conductor entre ellos.

El primero se desarrolla en lo que podría ser la Edad Media, en un barco en alta mar a punto de llegar a puerto, donde Tristán debe entregar a Isolda para que se despose con el rey Marke, al que el caballero ha jurado fidelidad.

El segundo tiene por escenario un bosque al más puro estilo romántico y es ahí, entre las sombras, donde los dos enamorados dan rienda suelta a su deseo antes de verse sorprendidos por los soldados del rey.

El tercero y último, considerado por los expertos como uno de los más complicados de interpretar para los tenores debido a su carga dramática y técnica, tiene lugar en un hospital contemporáneo, donde ambos enamorados se reencuentran y, habiendo conocido la máxima unión física y psíquica, no pueden sino darse muerte.

No en vano, esta ópera, en la que tienen igual importancia texto y orquesta y que fue estrenada en Munich en 1865, supone la culminación de la época romántica y la apertura inmediata a la modernidad.

Muchos especialistas en la obra de Wagner afirman que tiene una conexión directa con la biografía del compositor alemán, que en esa época vivió un romance apasionado por Matilde Wessendonk, esposa de su benefactor.

En la puesta en escena de esta versión que dirige Pasqual, a cargo de Ezio Frigerio, han resaltado sobre todo los tonos grises y telas brillantes, con un vestuario cargado de reflejos muy en consonancia con el mar en movimiento del fondo.

El público también ha sabido apreciar la labor del tenor Robert Dean Smith encarnando a Tristán. Jon Fredric West se intercalará con él hasta el 4 de febrero. Lo mismo ha sucedido con René Pape como el rey Marke, además de Mihoko Fujimura como Brangäne y Alejandro Marco-Buhrmester como Kurwenal.
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