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Comentario económico

Tiempo de diálogo y concertación

miércoles 26 de marzo de 2008, 08:23h
    LAS CLAVES

Crecimiento para 2008: entre el 2,5 (optimistas) y el 2% (pesimistas).

Crecimiento para 2009: entre el 2% (optimistas) y la recesión (pesimistas).

En 2009 se acentuará el frenazo de la economía.

La recuperación se iniciará en 2011 ó 2012.

Un consenso político y social permitiría, entre 2008 y 2011 sentar las bases para aprovechar al máximo la siguiente fase de expansión.

    Tiempo de diálogo y concertación  

Por lo menos ya hay un punto de encuentro entre el optimismo pre-electoral de la voluntad y el fundamentado pesimismo de la información. No es poco. El primer paso para afrontar los problemas es reconocerlos. Decimos los pesimistas que al final de este año 2008 la economía española crecerá por debajo del 2%, quizá el 1,7%, según las eventualidades que se vayan produciendo, y que en 2009 alcanzaremos el crecimiento cero o incluso en la recesión. Todavía hasta las elecciones, se mantenía desde el Gobierno un vaticinio, más bien una ensoñación, cercana al 3% de crecimiento para 2008 y por si fuera poco, la pretensión de que en 2009 se iniciaría la recuperación. Se comprende que las batallas electorales obligan mucho.

Bien está el regreso, nunca es tarde, a los ingratos acantilados de la realidad, que puedan y debieran hacer posible el consenso político y social en torno a una política económica que, sin soslayar los deseos, se concilie con los datos. Al fin y al cabo, todos estamos de acuerdo en la capacidad de la economía española para superar la crisis y regresar a una nueva fase de expansión si se ponen los parámetros y condiciones adecuadas para ello. Se reconoce ya desde el Gobierno, como todos los expertos, que la economía española –por supuesto, no sólo la española, que la crisis es europea y global– acentuará su desaceleración en 2009, con lo que falta poco, casi nada, para reconocer lo obvio, esto es, que no cabe esperar el inicio de la siguiente fase de expansión hasta por los menos 2011, seguramente un año después.

 

Las previsiones empiezan a converger

Todavía extraoficialmente, se empieza a reconocer desde el Gobierno una previsión de crecimiento en torno al 2,5% para este año 2008 y en torno al 2% para el año 2009. Bueno, ya es sensible la aproximación de posiciones entre el optimismo gubernamental y el pesimismo de la razón. Un par de meses más, que hayan pasado los siempre incómodos trámites de la constitución de Cortes, la investidura presidencial y la formación del nuevo Gobierno, y veremos estrecharse aún más los márgenes, con lo que será más fácil que todos se sienten a hablar y concertar.

 

Todos deben ser convocados y todos deben acudir

Ni por un momento dudó Adolfo Suárez sobre quiénes debían estar en aquel extraordinario éxito que fueron los Pactos de La Moncloa. ¿Quiénes debieran reunirse ahora, para dialogar y concertar el modelo de política económica con el que España puede cruzar los torbellinos de la crisis y prepararse para aprovechar al máximo la siguiente fase de expansión de la economía?

La obligación de Rodríguez Zapatero, como depositario de la confianza de los electores que le mantiene en la presidencia, es convocar a todos. Por supuesto, a los agentes sociales, patronal y sindicatos. Pero también, necesariamente, a los actores políticos de la mayoría y de la oposición: al PP, a IU, a los partidos nacionalistas CiU, PNV, ERC, BNG, incluso a las pequeñas fuerzas políticas del grupo mixto. A todos, sin exclusiones, para una auténtica concertación trasversal de voluntades. La obligación de los agentes sociales y de las fuerzas políticas sería acudir sin reservas ni condiciones a esa convocatoria, porque se trata nada menos que del interés general.

Será además la gran ocasión para que la ciudadanía se reconcilie con la clase política, porque los ciudadanos sabrán sin duda valorar y agradecer un esfuerzo semejante de convergencia y concertación, es decir, la antítesis del escenario de confrontación y crispación vivido los últimos años. Por el bien de la economía española, que es al fin y al cabo el bolsillo de todos los españoles, esto es posible y deseable que suceda.

No pocos tienen la impresión de que no sólo puede suceder, sino que va a suceder. Y la certeza de que, si efectivamente sucede, cuando llegue la siguiente fase de expansión España se instalará, de forma sólida y estable, en el privilegiado club de las grandes economías del mundo, como sin duda merecen la calidad y capacidad de nuestra excelente clase empresarial, particularmente en los sectores más estratégicos, y de nuestros eficientes trabajadores.

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