Cuando los pueblos pierden su libertad de pensar, los tiranos ocupan ese derecho. Los pueblos creen que están siendo salvados de explotadores y en verdad algunas veces lo son, pero en la mayoría de los casos sólo cambian de patrón y esos nuevos líderes demagogos se convierten en los peores explotadores. El pueblo comienza perdiendo su libertad de expresar ideas que no sean idénticas a las de ''el jefe'' y luego pierden todas las otras libertades individuales. Ese fue el caso en la Alemania de Hitler, la Unión Soviética, Corea del Norte, Cuba y, lentamente, en Venezuela también.
El pasado nos enseña que estos dictadorzuelos se convierten en tiranos y en un mundo globalizado buscan socios con ideas similares, a quienes se unen, conquistan o compran. Desgraciadamente lo vemos hoy, cómo Hugo Chávez capturó en sus redes doradas tejidas con el petróleo de su país, a Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y trata de cazar también a otros países del cono sur. Pero el mayor peligro está en su alianza con el mesianismo islámico. El Irán bajo la ideología del ayatolá Jamenei y el presidente Ahmadinejad, con sus asociados en Siria y los terroristas del Hezbolá, del Hamás, junto a los islamofascistas del mundo musulmán, han establecido un eje muy peligroso, tanto para las naciones vecinas a ellos como para los países de América Latina y todo el resto del mundo democrático.
Irán encontró la puerta abierta en Caracas. La tribu wayúu ya se convirtió al islam. La bandera terrorista de Hezbolá, siendo aún desconocida en esas partes pasa desapercibida, pero cuando trate de reemplazar a la Iglesia católica e imponer sus ideas, el pueblo se levantará con furor y un nuevo frente de batalla se abrirá y los inocentes ciudadanos de esos países se despertarán bañados en sangre hermana.
Es muy simple decir que los Estados Unidos deben salir de Irak y tener paz. Todos queremos paz, pero no la paz de los cementerios, queremos una paz digna que permita perseverar en la democracia. El mundo democrático no puede permitir que el terrorismo triunfe porque ese sería el comienzo del fin de toda la civilización occidental, terminarían con nuestra cultura y nos dejarían sin la justicia y la libertad que ahora gozamos. Recordemos que esta cultura tardó más de dos mil años en cristalizarse y que hay enemigos que la quieren destruir. Salir de Irak en este tiempo es permitir a Irán expandirse, creando un imperio chiíta, base del terrorismo mundial.
Los desastres suelen venir con el consentimiento del pueblo, pero sacárselos de encima es mucho más difícil. El problema de los Estados Unidos es que estamos por tener elecciones presidenciales y, entre los candidatos, tenemos personas desconocidas, sin un pasado acreditado o una tradición aceptable; personas que nunca han vestido el uniforme de las fuerzas armadas de este país o que tienen la experiencia necesaria para convertirse en el comandante en jefe de la potencia más grande del mundo. Debido a los errores del pasado gobierno, el pueblo está desanimado y espera cambios, pero ¿cuáles serían esos cambios? ¿Cómo se pagarían? ¿Cuánto subirían los impuestos? ¿Cómo se vería afectada la posición internacional de los Estados Unidos?
Comprendo que en pueblos del tercer mundo la gente se deja convencer fácilmente por líderes que tienen picos de oro, pero la dotes geniales de una persona en el arte de la oratoria se limita a expresar palabras lindas, pero totalmente vacías que, en poco tiempo, podrían dejarnos sin ideales, sin patria, destruyendo nuestro sistema de vida y nuestra posición mundial. Faltan muchos meses para las elecciones, no permitamos que nos engañen, estudiemos bien a los candidatos antes de votar y evitaremos errores costosos y dolorosos. Tengamos confianza en el futuro. Este país ha pasado por muchas épocas malas, pero con la ayuda de Dios y el esfuerzo de los ciudadanos, se recuperó y siempre terminó triunfante. ¡Amén!
Jaime S. Dromi
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