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Al basurero de la historia

Al basurero de la historia

sábado 19 de abril de 2008, 15:43h

De vender pollo y verdura en los mega-mercados y de barrer calles y colectar la basura que no han sido capaces de "disponer" los alcaldes rojo-rojitos, sobre todo los capitalinos, la Guardia Nacional se quedó en la nada. La dejaron, con la aquiescencia del oficialato, sin atribuciones ni funciones. Quedó sin honor. Y le arrebataron la divisa. ("Tirada como condón usado"). Es el destino fatal que la revolución bolivariana y su Gran Líder, el que tutela, el que da y quita, le tenía deparado al histórico "componente".

Pronto no quedará nada de aquel emblema que alguna vez enarboló convicciones democráticas, honró la constitución y defendió con sangre la institucionalidad. Que actuó con integridad, nobleza y valor en el resguardo de personas y bienes y en la custodia de la nación. En el pasado la GN gozó del reconocimiento y respeto de la sociedad a la que se debe. Luego devino en instrumento de represión política, siniestro, transgresor de normas, profanador de la dignidad humana e infractor de los derechos fundamentales de la sociedad. Además se disparó su desprestigio asociado a la corrupción que se alistó en sus filas.

El 92 fue un año glorioso para la Guardia. La combatividad y heroísmo de sus efectivos contribuyó a frustrar los dos intentos de golpes de Estado. El arrojo que la tropa demostró en aquellos eventos y las derrotas que infligió a los insurrectos, con lo cual se preservó el hilo constitucional que pretendieron quebrantar los amotinados (hoy instalados en el poder, petulantes, sectarios) es ahora objeto de venganza con este pase de factura a la institución. Aunque la promesa de su disolución no fuera formulada por los sublevados ante el samán de Güere, como sí juraron tomar el poder, igual están ejecutando un objetivo que tenían pendiente.

Pero el historial de esta institución no es del todo encomiable. Tiene sus máculas. Y sus muertos también. Lo que le ha deparado críticas y repudio. Por ejemplo, la desproporcionada y brutal actuación contra la sociedad civil democrática, desarmada, durante las protesta políticas de los últimos años contra un régimen arbitrario y personalista que aspira implantar una doctrina neocomunismo en contra de la voluntad de las mayorías.

Los ciudadanos marcharon en defensa de la Policía Metropolitana, también vejada por el régimen. Hoy no harían lo mismo por la GN. Nadie entonará la consigna "con mi guardia no te metas". Todavía indigna y escuece el recuerdo de las bombas lacrimógenas contra aquella concentración en Chuao encabezada por el General Alfonso Martínez; la agresión del General Acosta Carles contra un grupo de damas en Valencia; el empellón contra Elinor Montes y las muertes de Evangelina Carrizo y Juan Carlos Zambrano en Maracaibo y José Vila en San Antonio de Los Altos, entre otros. Por esos crímenes todavía se guarda luto.

Miguel Sanmartín
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