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Alberto Cortez nuevamente emociona a Ecuador

Alberto Cortez nuevamente emociona a Ecuador

lunes 19 de mayo de 2008, 22:32h

A partir del viernes por la noche, que llegó desde México, y hasta el domingo próximo, cuando viajará hacia Chile, el cantautor argentino Alberto Cortez (reside en Madrid,España) se encuentra de visita por el país.

Un reportaje realizado por el diario guayaquileño  Expreso relata las actividades que cumplirá el famoso artista.

Los principales motivos son la presentación de su libro Por los Cuatro Costados,  en el Salón de la Ciudad del Municipio; y, además, sus recitales en el Teatro Centro de Arte, de Guayaquil y en el Ágora de la Casa de la Cultura, de Quito, miércoles y jueves, respectivamente.
Cortez luce algunas libras más que en visitas anteriores; y, enseguida, su pausada, pero grave voz no tarda en revelar al ser humano profundo, reflexivo que conserva el gran sentido del humor con el que es siempre bienvenido.

¿Qué tal le fue en México?
... ¿qué estuvimos haciendo? (pregunta a su mánager)... ¡Hombre!, en México tuvimos tres presentaciones fundamentales: la primera en el Instituto Nacional de Música de Jalapa con la Orquesta Sinfónica Juvenil, una de las más hermosas y bien sonorizadas que he escuchado; ahí estaba el gobernador del Estado de México y nos invitó a que ofreciéramos ese mismo recital en Veracruz, para todo el pueblo... Habrán asistido unas 30.000 ó 35.000 personas, no sé.

¿Gratuito?
Sí, gratuito para el público; para mí, un sudadero, porque ¡Dios mío! que hace tanto calor en esa ciudad. Y fue un éxito muy grande, muy reconfortante para mí, en el sentido de que vez que el pueblo llano, aquel que no tiene pretensiones intelectuales, responde de una manera tan contundente.

¿Y la tercera presentación?
La razón verdadera de nuestra estancia en México, fue para clausurar el Festival de Humanitas, en la ciudad de Guajaca. Allí me presenté de la misma forma como me voy a presentar acá, en Guayaquil, en un concierto de cámara, es decir piano y voz. Conmigo la gente no va a bailar. No hay músicos ni bateristas atrás que hagan tanto escándalo con sus tambores, yo prefiero esto porque es más íntimo, más de gente a gente, de corazón a corazón.

¿El repertorio está escogido o la gente puede pedir?
Sí, está armado, y lo armamos cada día. A veces una canción, a veces otra, pongo Alma mía, a veces o cualquier otra.
¿Yexiste alguna que de tanto interpretarla, haya perdido ese sentido inicial?
Parecería que sí, pero no es así. Tengo una inmensa suerte, amigo mío, y es que cada vez que interpreto una canción me emociona como la primera vez; y mire que las canto eh, porque nosotros damos muchísimos recitales en el mundo constantemente, lo puede usted leer en mi página web... Pero debe ser quizás porque amo mucho esto. Aparte del amor íntimo que pueda tener con mi esposa no hay una cosa que ame más en el mundo que cantar.
Temas especiales...

Bueno hay muchos que tienen relación directa con todo esto. Hay un tema mío que se llama Identidad, donde hago una presentación al público diciendo quién soy y por qué estoy ahí cantando.

Después hay otros como Parábola de uno mismo, en donde hay un cierto derrotismo, fue escrita en un momento en donde no estaba anímicamente del todo bien. Andaba con problemas íntimos. Esa canción es una realidad, no. Uno sube, sube, sube hasta un determinado punto, entonces empieza a bajar y eso es inevitable...

Entre estos tiempos de bonanza y los malos ratos, ¿alguna vez se quedó sin la inspiración para componer?
Sí, muchas. Son etapas que por fortuna no son muy frecuentes, pero son cosas que pasan a veces. Es decir, uno está tan rodeado de barbaridades, de tragedias y de cosas que evidentemente la sensibilidad salta espectacularmente...

Lo que pasó ahora en Birmania, el terremoto de China, y además, tanta insolidaridad como la que existe en Birmania... A veces ese tipo de cosas terminan por minarte la sensibilidad... Yo estoy vivo, haciendo lo que quiero, no soy un hombre rico, pero no vivo mal; qué más puedo pedir en ese sentido y, sin embargo, a mi alrededor tanta... que te tira el ánimo.

Yo recuerdo una frase que me dijo Luis Eduardo Aute, en el segundo concierto que di en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, en el año 67. Él vino a verme antes del show, porque eran frecuentes sus visitas a casa; y estaba la televisión prendida; fue y la apagó... y le digo “¿porqué apagaste la televisión?”, y me dijo: “porque no tenés que leer ni periódico, ni escuchar absolutamente nada, porque esta noche es la noche más importante de tu vida, vas a cantar y tienes que ir con el alma fresca no puedes ir con las barbaridades que nos cuenta la televisión”... No me olvidé nunca de eso de Luis Eduardo.

¿En estos momentos compone para un próximo disco?
Estoy componiendo, pero no sé cuál será el próximo disco. No lo sé.
¿Y para otros?
No, para mí. A lo mejor alguna para otros. Siempre Rafael que es mi vecino más cercano, vive apenas a 150 metros de mi casa, me llama por teléfono y dice: “¿tienes algo para mí, escríbeme?”. Y a veces me sugiere temas. Un día me llamó y me dijo: “Oye necesito que me escribas una canción; algo como My Way”. Le dije: “pero mira que fácil me lo has puesto... escribir un tema como My Way. Ya quisiera yo poder escribir uno, pero entonces no te la daría a ti se la daría a Sinatra para que la cante”.

Pero la escribí; mientras estaba en Mar del Plata actuando con Estela Raval y los Cinco Latinos; claro durante el día no tenía nada que hacer porque no te vas a meter al agua, en Mar del Plata porque salís azul, entonces ya en la tarde me dije mira lo que viene a pedirme este tipo... y escribí Presumo, que fue lo primero que grabó después de su cambio de hígado.

¿Las nuevas composiciones las incluye en su show?
Algunas. Tengo un par de cosas nuevas que estoy presentando ahora, una que se llama Lupita, otra que lleva el nombre Los Inmortales ¿Usted sabe quiénes son los inmortales?... (pregunta).

Usted y yo los hemos sido. Es esa época de la juventud en la que uno piensa que no le puede pasar nada y agarra una moto y la pone a 3.000 por hora y a la vuelta de la esquina se da un tortazo y Adiós muy buenas...
El estribillo dice: “Parece broma pero va en serio de tantos cándidos inmortales están poblados los cementerios y saturados los hospitales...”. Es un tiempo de creer que uno es inmortal. Entonces claro uno se mata, pero deja alrededor un halo de tristeza y de emoción desesperada en toda la familia ylo más grave es que uno se convierte en una estadística: “Este fin de semana han muerto 57 personas en las carreteras”.

De su época de inmortal ¿qué recuerdo guarda?
Recuerdo cosas lindísimas. Sobre todo esa adolescencia donde uno descubre realmente lo que significa la palabra amistad... lo que es la amistad entre los hombres, entre la gente. Es el descubrimiento del sexo, del amor, un descubrimiento de todo... Yo era muy guapo cuando era muy joven, en consecuencia, tenía miles de oportunidades para ejercer mi “guapura”. Son años inolvidables. Como son inolvidables los amigos que gané en esa época.
Esta visita al país lo trae también por la presentación de su libro Por los Cuatro Costados

La idea nació porque yo tenía preparado un montón de cosas con la intención de editarlas en alguna parte, y un día conversando acá con un grupo de amigos que creo que los llaman El Serpentario y, Ramiro Cepeda me dijo “no te interesaría que yo te lo editara” y dije “si quieres editarlo, pues toma”; y ahora me sorprendió por la edición.

¿Es solo para Ecuador?
De momento solo acá. Estamos negociando en Argentina, México, y en España para que lo publiquen.

¿Hasta cuándo se quedará en el país?
Pues, hasta que el presidente Correa me eche, (risas); no, no me va a echar. Hasta el domingo próximo, después iremos a Chile, en donde yo he tenido un exilio involuntario durante 10 años; digo exilio por utilizar una palabra pero en realidad está mal usada. Es que antes casi todos los años iba un par de veces a Chile...

Además de otras cosas, hay una anécdota que siempre cuento porque me ha honrado de alguna manera: Una noche que fui al Festival de Viña del Mar, cuando me tocó salir, estaba Pinochet y su ejército del gobierno en la primera fila; al ir subiendo al escenario un amigo de la televisión me dijo: “hoy se cumplen 10 años de la muerte de Violeta Parra”; entonces le dije a un músico que cuando le dé la señal empiece a tocar el charango.

Hice apagar las luces y dejar nada más dos focos sobre una banqueta que es la que utilizo para cantar, yo me quedé atrás y empecé a decir: “Hoy hace 10 años que se fue a vivir a una de estas estrellas que está acá, no sé cuál decirles (señalando al cielo) una poeta maravillosa de este país que se llamó Violeta Parra, vamos a hacer de cuenta que esta sentada en esta banqueta; si así fuera... (empieza a tocar el charango)... ella habría dicho: ‘Gracias a la vida que me ha dado tanto... (cantó Cortez). En ese momento el señor Pinochet y sus secuaces se levantaron y se retiraron. Se conoce que la voz del poeta es más fuerte que el sable del militar. Eso me ha honrado de alguna manera.

¿Qué es Ecuador para Alberto Cortez?
Pues ecuatorianos hay muchos en España, (risas) está llena de ecuatorianos; pero me hago especialmente solidario con esa familia que perdió a esos dos ecuatorianos que estaban sencillamente esperando a unos familiares que llegaban, en el parking del aeropuerto de Madrid, cuando los salvajes inhumanos de la ETA hicieron estallar una bomba y los mataron. Me vuelvo solidario con la familia de esa gente porque comprendo el dolor profundo que habrán sentido, la rabia y la desesperación.

En mi casa hemos tenido colaboradores ecuatorianos que han estado y que han respondido con dignidad al nombre del país al que representan...
Bueno y además estar aquí es una alegría para mí porque tengo muy buenos amigos. Carlos Marín se ha ocupado de que vengamos a cantar otra vez y lo agradezco públicamente; porque vale la pena cantar para la gente que siente cosas.

¿Se dará tiempo para visitar a los amigos?
A mis amigos les adeudo la ternura y mis palabras de aliento y el abrazo...

Ese árbol de su canción ¿cómo está?
Ya no existe, desafortunadamente. Creció tanto, se hizo tan gigantesco y las raíces como la canción dice están en el límite del patio de la casa familiar, -ahí lo plantamos con mi madre- y creció tanto que le estaba tirando la casa al vecino por las raíces; entonces por una razón de buena vecindad mi mamá lo mandó a quitar. El tronco llegó a pesar 5.000 kilos; pero de todas formas no importa, porque el asunto no es un árbol en sí, sino es que cada vez que alguien planta un árbol está plantando un amigo, está queriendo tener un amigo y así lo ve la gente.

¿Cómo hace para mantenerse y soportar el trajín del escenario y llenar el auditorio?
Ja, hay una cosa que no muere en un ser humano y es la voz. Recordará seguramente a Don Pedro Vargas que hasta el final de su vida, cuando le faltaban 10 minutos, los gastó cantando.

 

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