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CNI: Orejas y zonas oscuras

lunes 09 de junio de 2008, 09:18h
Una de las cosas que menos les gusta a los agentes del servicio secreto español y puede decírselo mismo de los de todo el mundo, es salir en la prensa. Los suyo es el secreto, se mueven las más de las veces en clandestinidad; la desconfianza es virtud en ellos y la sospecha el pan nuestro de cada día. Es lógico por lo tanto que huyan de la transparencia y mucho más de la publicidad.

Pero hay veces que sus propias acciones o los manejos de los políticos les lanzan a las rotativas y a las ondas por muchos que se pongan en marcha sus mecanismos de ocultación que son variados y poderosos. Otras veces, simplemente, les pillan en falso, por sus descuidos, sus peleas internas o, simplemente,  -aunque es el caso menos habitual- por investigaciones periodísticas que “la cosa de los espías” es atractiva siempre para el gran público.

En las últimas semanas, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha vuelto a estar en los papeles y en las conversaciones de más de un político, periodista o fuente “generalmente bien informada”. Estos mentideros no olvidan el parentesco del jefe de los espías españoles, Alberto Saiz con el actual presidente del Congreso y ex ministro de Defensa, José Bono, que fue además quien le llevara a tan alta responsabilidad. Y ello se presta a la especulación que coloca al presidente entre los mejor informados de España con lo que ello entraña de posesión del poder que proporciona la información. Porque el CNI dispone, como debe ser, de la mejor información del estado -es el Centro de Inteligencia- información que se obtiene por todos los medios -algunos rozando los límites- sobre todo en estos tiempos que a tecnología permite tener oídos y ojos en los lugares más ocultos.

Pero además de estos, se ha publicado que espiaron y acosaron a magistrado Roberto García-Calvo recientemente fallecido. La verdad es que las denuncias de la oposición y de medios ya no tan afines, no ha sido exageradamente duradera, como hubiera sido de esperar si tuviesen bien agarrados los hechos, pero también es cierto que hicieron ruido. Hay quien piensa que realmente el magistrado pudo ser espiado, pero no él solamente y por ser quien era y cómo pensaba, sino por estar dentro de un nutrido grupo de “espiables”, muchos de los cuales ni lo sospechan y que se encuentren en el Congreso, en las grandes empresas o altas Instituciones o donde sea. Aquí puede ser también que se entre en la paranoia a la que puede llegarse cuando se habla de espías y controles, que la idea de un gran hermano que todo lo ve produce tanto miedo como curiosidad.

Pero también ha estado el CNI en los periódicos por mor de cuestiones internas. Así, una agente con más de veinte años de servicio se vio involucrada en un extraño suceso de desmemoriados e intrigantes que la llevaron a perder su destino, a ser expedientada y sancionada. lo que la obligó a llevar su caso a los tribunales , con todo lo que esto conlleva de extraño cuando se trata del mundo del espionaje.

Al parecer, la agente en cuestión solicito información sobre incompatibilidades a otro agente sobre un puesto que había solicitado en Alemania y el hecho de ser Administradora Única de una empresa familiar con su marido, ciudadano alemán. La repuesta fe que era perfectamente legal pero pasados los meses la cesaron en su puesto en Berlín  mientras el agente consultado perdía misteriosamente la memoria. El caso está en los tribunales.

Ahora aparece un estudio de una jurista en el que afirma que el Estatuto de Personal del CNI puede incurrir en inconstitucionalidad al tratarse de un Real Decreto -norma de rango inferior a la precisa para restringir derechos fundamentales- y también por el contenido de algunos de sus artículos. Los juristas decidirán o, en última instancia si le llega, el Tribunal Constitucional.

Por si todo ello fuera poco, asistimos al relevo en el ministerio de Defensa de su titular quien, como es lógico, querrá tener en el cargo de director del CNI a alguien  de su total confianza. Puede ser el actual o puede ser otro. Lo cierto es que Alberto Saiz ha desempeñado su cargo con discreción y eficacia, pero todas las alarmas apuntan a que el Centro necesita una revisión y tal vez, sólo tal vez, es posible que haya que cambiar de director de orquesta para afinar instrumentos, aunque haya personas influyentes interesadas en que las cosas, en este aspecto, sigan como están.

Con director nuevo o no, lo que si parece cierto es que Carme Chacón cuando deje de tener que estar pendiente solamente de su bebé, tendrá que enfrentarse a este desafío, que la cosa de los espías en este país -que cuenta con un magnífico servicio de inteligencia- debe ser engrasada y revisada cada periodo determinado de tiempo. Y parece ser que ya toca.
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