“Nos hemos estrellado con todas las de la Ley” señala un analista financiero que prefiere mantenerse en el anonimato. Este analista mira, insistentemente, los datos que refleja su ordenador con los resultados de la bolsa de este viernes. Ojea, incrédulo, como ninguno de los valores tradicionales del Ibex 35 parece reflejar, ni siquiera, una mínima recuperación. La flecha roja, el número rojo, parece la tónica dominante por mucho que algunos se empeñen en manifestar “cierta volatilidad” de los mercados. Aquí, lo que baja no sube aunque parezca lo contrario.
Los mercados financieros no hacen mas que reflejar el sentimiento generalizado. La desconfianza es total. Las noticias que llegan de los Estados Unidos no alimentan esperanza alguna, a menos a corto plazo. Y los rumores, los dichosos rumores que indican que algo “muy gordo” va a pasar en alguna entidad financiera a corto plazo. Cuando se pregunta si este temor indica el pase al Fondo de Garantía de Depósitos, los expertos callan. Tragan saliva y dicen que esperan “que el Banco de España actúe antes de que sea demasiado tarde”.
Y en la economía real las cosas no van mejor. El máximo representante de Coca Cola en España y Portugal anuncia que venden un 6% menos de su emblemática bebida “en bares y cafeterías”. No se atreve a decir lo que está pasando en supermercados porque ahí la cosa puede ser todavía peor. Los fabricantes de automóviles aseguran que van a vender un 20% menos de coches. Ni siquiera con descuentos, casi a precio de coste, y con seguros incluidos. Nadie vende, nadie compra.
Si el consumo no se reactiva, está claro que se cumplirán las peores previsiones en torno al crecimiento económico. En la crisis de mediados de los noventa, el sector exterior tiraba del crecimiento. Poco, pero lo hacía. Ahora ni eso. La balanza comercial es claramente desfavorable
Y un dato del que apenas se ha hablado. Nadie ha reparado en la aportación europea al Producto Interior Bruto a través de los fondos de cohesión que todavía percibimos. El impacto establecido en su día por dicha aportación es de un punto porcentual. Si descontamos ese punto estaríamos hablando de un crecimiento a todas luces negativo. Esta circunstancia, de la que los expertos todavía apenas hablan, puede hacer más dramáticos los analisis de la situación a corto plazo