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Al menos un muerto en los enfrentamientos

Los turistas, ajenos a la violencia en Bangkok

martes 02 de septiembre de 2008, 13:44h
Se está a la espera de cómo evolucionan los acontecimientos en Tailandia, ahora en estado de excepción. El primer ministro tailandés, Samak Sundaravej, lo declaró así anoche (horario español) después de las revueltas violentas que se desataron en la capital, Bangkok, entre policías y soldados y los opositores del Gobierno. Es precisamente Sundaravej el objeto de las protestas, acusado de corrupción.
Los enfrentamientos, que se suceden desde mayo de este año, han dejado al menos un muerto y casi medio centenar de heridos. En las últimas horas el conflicto ha degenerado en una mayor violencia y en la madrugada de este martes (horario español) el primer ministro de Tailandia, Samak Sundaravej, ha declarado el estado de excepción. Los turistas, que estos días viajan por el país, no han sufrido ningún altercado y casi no se percatan de la gravedad de la situación que se está viviendo en Tailandia.

Los extranjeros son ajenos a la violencia que se está produciendo en el país asiático -se suma al estado de emergencia la censura que sufren los medios de comunicación-. Sin embargo, los turistas españoles se están poniendo en contacto con la Embajada española en Tailandia, que les aconseja modificar sus itinerarios para evitar posibles incidentes en las zonas más vulnerables. A los que tenían previsto viajar al país, el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación les aconseja no hacerlo, a no ser que sea estrictamente necesario.

Fuentes diplomáticas han revelado a Diariocrítico que no es la Embajada la encargada de ponerse en contacto con los turistas españoles, pero trabajan en coordinación con las agencias de viajes "para que todos aquellos que quieran puedan salir".

Las mismas fuentes de exteriores han asegurado a este diario que "no hay en marcha una evacuación". "No es una situación de peligro", pero "los países de la Unión Europea con embajada en Tailandia están observando la evolución de los acontecimientos".

Diariocritico se ha puesto en contacto con turistas recién llegados de Tailandia, que abandonaron el país pocas horas después de la ocupación de las oficinas del primer ministro. Han manifestado haberse sentido protegidos  y "mimados". Las  informaciones que se reciben allí son contradictorias: "no nos enteramos de lo que estaba pasando, pero había aeropuertos cerrados y autobuses para desplazar a los turistas de unas ciudades a otras".

El estado de emergencia


Tras reunirse con la cúpula militar, el primer ministro, Sundaravej encargó al jefe del Ejército, general Anupong Paochinda, que aplique la medida de emergencia, que se mantendrá durante "varios días", según declaró en conferencia de prensa.

El jefe del Ejecutivo afirmó haber consultado con "todas las partes" y dijo que la medida de emergencia será retirada "cuando se resuelvan los problemas".

"Asumo la responsabilidad por lo que he hecho", respondió el primer ministro al ser preguntado por el motivo que le llevó a declarar el estado de excepción, que permite a los soldados emplear la fuerza, bloquear carreteras, evacuar edificios y censurar a los medios de comunicación.



Junto a ello, prohíbe las reuniones públicas de más de cinco personas y autoriza a las fuerzas de seguridad a detener sin cargos a sospechosos de rebelión durante un período máximo de 30 días.

El anuncio del estado de excepción, que entró en vigor a las 07.00 hora local (00.00 GMT), fue retransmitido por todas las televisiones y da potestad a los soldados para desalojar a personas de cualquier lugar, en aparente alusión a los miles de manifestantes de la antigubernamental Alianza del Pueblo para la Democracia (PAD), que desde hace una semana ocupan la sede del Gobierno en Bangkok.

Sundaravej indicó que también serán dispersados los activistas que se hallan en los aledaños del palacio.

La medida fue adoptada después de que 400 soldados fueran enviados a reforzar a los policías que intentaron abortar un combate entre seguidores del PAD y simpatizantes del Ejecutivo en los que pereció una persona y resultaron heridas otras 40, entre ellas al menos dos por impacto de bala.

Previamente, el Gobierno había advertido de que sus incondicionales iban a ser atacados por los opositores, mientras el líder de los manifestantes anunció hoy que seguirá desafiando las órdenes del primer ministro hasta que dimita.

"No hay suficientes prisiones en el país para meternos a todos", dijo sobre el escenario montado por los activistas el ex general y antiguo gobernador de Bangkok, Chamlong Srimuang.

Chamlong ya lideró en 1992 las multitudinarias protestas contra el entonces régimen militar, que en aquella ocasión se saldaron con la muerte de medio centenar de manifestantes por disparos de los soldados.

El jefe de las Fuerzas Armadas, general Boonsang Niampradit, afirmó que el estado de excepción ayudará a resolver la disputa política entre el Ejecutivo y la oposición.

Según el militar, es difícil que la situación se torne fuera de control, pero de ser así, espera que la actitud de todas las partes impida un desenlace sangriento como los que tuvieron otras protestas antigubernamentales en 1973, 1976 y 1992, que causaron cientos de víctimas mortales.

"Depende de la gente, ellos tendrán que pensar con cuidado qué es bueno o malo para la nación", subrayó Niampradit, quien negó que el Gobierno provocara la batalla campal de anoche.

Por otra parte, a las pocas horas de declararse el estado de excepción, la Comisión Electoral recomendó al Tribunal Constitucional la disolución del Partido del Poder Popular (PPP), encabezado por Sundaravej.

Las autoridades electorales tailandesas consideran que el PPP estuvo implicado en la compra de votos durante las elecciones legislativas celebradas el pasado diciembre, en las que venció la fuerza integrada por seguidores del ex mandatario Thaksin Shinawatra, depuesto por un golpe de Estado incruento en septiembre de 2006.

Siete meses después de tomar posesión del cargo, el primer ministro, un veterano político ultraderechista de 73 años, no ha vivido ni un día de descanso.

Las protestas callejeras en Tailandia comenzaron el pasado mayo, cuando los seguidores del PAD acamparon y montaron un campamento con su escenario frente al edificio de Naciones Unidas, para denunciar al Ejecutivo, que tachan de corrupto, desleal a la Corona y ser un títere al servicio de Shinawatra.

Apoyada por la elite conservadora y sectores del Ejército, la oposición explota la propaganda monárquica y nacionalista para ganarse la simpatía del pueblo y pretende que el rey designe un gabinete de transición, como ha sucedido en otras momentos de grave inestabilidad política en el país.
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