Para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el 2010 las remesas hacia América Latina y el Caribe habrán superado los US$ 100 mil millones, dándole la contra a algunos analistas que advierten su caída y que pronostican modestos logros en la economía de la región.
Según publica el diario Correo, para muchos, tanto el fenómeno migratorio como las remesas forman parte de un mismo proceso económico, en el que es imposible separar la globalización del comercio y del capital y el movimiento global de personas.
El gerente del Fondo Multilateral de Inversiones del BID, Donald Terry, considera que las actuales tendencias económicas y demográficas en América Latina, el Caribe y los países industrializados dejan ver que los volúmenes de remesas aumentarán hasta llegar a los US$ 110 mil millones anuales en el 2010.
Sin embargo, explica que esto refleja la incapacidad de las economías de la región para brindarles mejores oportunidades de desarrollo a aquellos habitantes que terminan emigrando para superar las carencias en las que viven.
El verdadero desafío para nuestras naciones e instituciones es lograr que estas herramientas (remesas) logren un mayor impacto de desarrollo, dándoles a sus emigrantes y a las familias que dejan en sus países más oportunidades de sacarle provecho a este dinero, advierte
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