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Crítica de la película

'Furia de Titanes': Deberían pedir perdón a los Dioses

'Furia de Titanes': Deberían pedir perdón a los Dioses

martes 30 de marzo de 2010, 17:54h
Es curioso, últimamente cuando me pongo las gafas 3D, el último grito en tecnología, tengo la sensación de estar viendo cosas que ya me han contado. En el caso que nos ocupa tendría sentido ya que esta 'Furia de titanes' es un remake de la película del mismo título que supuso el adiós definitivo del mago del stop-motion Ray Harryhausen, pero lo más curioso es que no me recuerda a su fuente original, sino a un batiburrillo de diversos blockbusters, como 'El Señor de los Anillos' o 'Piratas del Caribe' (“¡Liberad al Kraken!”, qué original…)
La mitología griega sólo es un pretexto para inundar la pantalla de innumerables monstruitos y efectos variados entre los que se pierde una cámara nerviosa, que incapaz de contar nada, intenta marear al espectador en un vano esfuerzo por insuflar algo de ritmo a la insufrible historia. Si 'Avatar' sufría de la misma falta de originalidad, por lo menos se tomaba muy en serio el apartado técnico, logrando fascinarte con la creación del mundo de Pandora (aunque el efecto sólo durase media hora). Pero 'Furia de Titanes' logra con su caudal en 3D que los personajes parezcan muñecos recortados sobre un lujoso decorado.

Sobre la historia poco se puede decir, un Perseo con más de héroe hollywoodiense que de héroe trágico clásico, se rebela contra su parte divina y decide ajustarle las cuentas al Dios Hades junto a un estereotipado grupo de valientes guerreros que le seguirán fielmente. El camino estará plagado de peligros y lugares comunes. No se engañen, esto tiene que ver tanto con la mitología (¿dónde está Atenea?) como 'Los Serrano' con 'Los Soprano'… Lo único que es de agradecer es que su duración no llegue a las dos horas.

Los actores no están ni bien ni mal, simplemente no están, les podrían haber sustituido por creaciones en 3D y, sencillamente, no nos daríamos ni cuenta. Una pena ver a gente tan solvente como Liam Neeson o Ralph Fiennes hacer el ridículo con unos personajes, que al contrario de los efectos, son de cartón piedra. El protagonista, Sam Worthington,  pone las mismas caras que en 'Avatar' y transmite exactamente lo mismo: nada. Aviso urgente a su agente: por favor asegúrese de que en la próxima película alguien le escriba un papel si no quiere convertirle en un Stallone de la era digital.

Que nadie piense después de leer esto que tengo algo en contra del cine de efectos especiales o de la evolución de la técnica pero, por favor, que no se olviden de que las películas hay que rellenarlas con algo más que decorativos efectos.
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