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Dulce derrota, amarga victoria

Dulce derrota, amarga victoria

domingo 25 de marzo de 2012, 22:45h
Creo que lo cantaba Luis Pastor a principios de los ochenta y se convirtió en una especie de himno de la progresía de la época. El estribillo decía aquello de "un grano no hace granero, pero ayuda al compañero". Puen bien, ayer, 25 de marzo de 2012, el tópico "granero de votos" del PSOE, Andalucía, se quedó vacío de la noche a la mañana. Ahora bien, el "grano" de IULV-CA va a ayudar al "compañero" Pepe Griñán a seguir en el cargo cuatro años más. El silo que ha ido llenando las alforjas socialistas durante más de treinta años ha ido perdiendo paulatinamente granos ante la falta de respuestas de un partido que creía aseguradas las puertas y ha ido llenando alforjas ajenas. Los andaluces han dejado de confiar su futuro a un régimen que se ha saltado a la torera cualquier tipo de control y han depositado su confianza en una izquierda cuya experiencia en gobiernos coaligados con el PSOE, como ocurrió en su momento en el Ayuntamiento de Sevilla, no se ha destacado precisamente por la honestidad. Ni siquiera las dádivas en forma de subvenciones públicas, del PER o de los cientos de mecanismos utilizados por la Junta de Andalucía, las diputaciones o los ayuntamientos para asegurar la continuidad y la perpetuación del partido en el poder, han servido para impedir la derrota socialista por primera vez en treinta años. Parece que estas elecciones han confirmado la tan cacareada mayoría de izquierdas que rige Andalucía. El travase de votos ha sido más que evidente.

Es algo que el presidente de la Junta de Andalucía y candidato socialista a la reelección, Pepe Griñán, no ha sabido o no ha querido comprender nunca. Para él, todos los escándalos sobre corrupción como el de los EREs eran un invento de los medios de comunicación afines al PP, para él, tal y como dijo en sus últimos mítines, el único cambio que se produciría el día 25 en Andalucía "es el de la hora". Y visto lo visto ha sido así. En esta ocasión los andaluces no han confirmado lo que las encuestas anunciaban insistentemente desde hace más de un año y le han dado una nueva oportunidad a un partido que se había creído dueño absoluto de un cortijo como si se tratara de uno de los grandes terratenientes a los que tanto aludía en sus demagógicas críticas mitineras. Un partido que ha despreciado a la oposición, que no ha logrado en treinta años sacar a Andalucía del subdesarrollo y de los últimos lugares de España en renta per cápita y que carga sobre sus espaldas el triste récord de haber gobernado a la comunidad con el mayor índice de paro de toda Europa. Con estos datos no hacía falta que se destaparan los diversos y escandalosos casos de corrupción que han dilapidado miles de millones de euros públicos en astracanadas como las del director general de Empleo y el chófer de la cocaína. Esa ha sido sólo una gota más en el vaso del hartazgo del electorado que ya rebosaba de aguantar decisiones dictatoriales en base a una mayoría absoluta que daba total carta blanca a un Gobierno privado de cualquier control democrático de las instituciones. La duda ahora es si IULV-CA será capaz de impedir que continuen las estelas de corrupciones o, como ocurrió en Sevilla con Antonio Rodrigo Torrijos, permitirá que sus consejeros usen y abusen del poder.

En el análisis de los ocurrido ayer parece claro que la alta abstención registrada, la mayor de todas las citas electorales, provino fundamentalmente de los votantes socialistas que castigaron con su ausencia a un partido más preocupado por mantener a sus dirigentes en el poder que por el bienestar de los ciudadanos, por colocar a sus altos cargos mientras un millón y medio de parados esperaba soluciones para ellos. Era e esperar. El clásico "yo no voy a votar esta vez a los socialistas, pero jamás votaré al PP" que se oía en ambulatorios, mercados o foros públicos, se hizo ayer realidad. El votante socialista de toda la vida prefirió quedarse en casa para no tener que taparse la nariz a la hora de depositar la papeleta en la urna o bien se decantó por una izquierda más radical para hacer frente a la reforma laboral de Rajoy. Da la impresión de que Javier Arenas ha pagado los platos rotos sel Gobierno del PP. Es una lección que muchos políticos de todo signo deberían guardar en el armario de su memoria para evitar que se vuelva a repetir en próximas convocatorias.

No sé qué va a ocurrir ahora. Hace pocas fechas afirmaba en mi artículo que el pacto PSOE-IULV.CA era en estos momentos el peor escenario por el que podría atravesar Andalucía. Habrá que esperar qué pide Diego Valderas a Griñán a cambio de su apoyo, pero mucho me temo que las llaves de San Telmo se las van a entregar gustosamente con tal de darle a Arenas con la puerta en las narices. Anoche, en la sede popular de la calle San Fernando, pese a haber ganado por primera vez las elecciones en Andalucía, las caras reflejaban una completa decepción, una amarga victoria. Mientras, en el hotel Renacimiento, donde Griñán y los suyos esperaban el escrutinio, la noche se trocó en una dulce derrota. El "pacto de progreso" sociocomunista está servido. El próximo jueves, la huelga general será su primer acto oficial de confraternización. Esperemos que no tengamos que lamentarlo en pocos meses.  
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