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Diario de una pesadilla (1 de mayo)

viernes 01 de mayo de 2020, 16:35h

Celebración del 1 de mayo, día del trabajo, con un crecimiento desenfrenado del paro. ¡Qué contradicción! La economía española destruye 285.600 empleos en el primer trimestre y envía a casa a 562.900 trabajadores afectados por ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo). Pero esperemos que en cuanto recuperemos la actividad económica y los empresarios puedan volver a abrir sus negocios, poco a poco vayamos olvidando este año bisiesto nefasto en todos los sentidos.

Ahora nos preparamos para la gran salida de mañana. Eso sí, por franjas horarias. Una salida de un kilómetro a la redonda. Imposible coger el coche para ver a nuestros seres queridos. Eso será posible a partir del 11 de mayo. ¡Esperemos que no demos un paso hacia adelante y un paso hacia atrás!

Estos días, confinados en casa, vamos cumpliendo aniversarios y efemérides. El lunes, se cumplirán cinco años desde que se fue el gran maestro de la Televisión, Jesús Hermida. Estamos los chicos y chicas Hermida asimilando que ya ha pasado un lustro. Es cierto que el tiempo corre muy rápido cuando quiere, otras veces no tanto. Está claro que mientras sigamos hablando de él, seguirá entre nosotros. ¡Cuánto le echamos de menos en estos momentos! Tengo que decir que era muy hipocondríaco y que ésta circunstancia que estamos viviendo le hubiera afectado mucho psicológicamente. A Jesús le gustaba pasear a sus perros, salir de casa…pero también estar en su mundo, rodeado de recuerdos, de libros, de audios, de cine, de televisión…siempre cerca de Begoña. Una vida a dos compartida desde la mañana a la noche.

Cuando se nos fue, todo el material periodístico que tenía se fue camino del Museo que lleva su nombre y que se encuentra en su tierra natal, Huelva. Allí estuvimos desde sus hijos, Mavi y Jaime, al resto de “hijos televisivos” que llevamos con orgullo el ser “chicos y chicas Hermida”, capitaneados por su mujer. Hay que dar las gracias al director del museo Rafael Terán por haberlo hecho tan bien y con tanta profesionalidad.

De repente se agolpan en mi mente muchos momentos vividos con Jesús. Los primeros en la desaparecida Antena-3 de radio. Allí comencé a comprender que el periodismo tenía dos caras: una la que hace todo el mundo y otra, la de intentar conseguir algo diferente y original. Él era de la segunda opción. Recuerdo que me decía:”cuando vayas a una rueda de prensa, no te pongas donde todo el mundo. Busca otra perspectiva que tengas solo tú y cuéntalo diferente. Si puedes tener una exclusiva, mejor”. Ahora que estamos en el momento “comunicado” y ruedas de prensa sin repreguntas, esto que nos pedía Jesús, hoy sería imposible.

Cuando pasé de la radio a la televisión de su mano, comprendí que la naturalidad era una virtud en esa nueva fórmula de hacer periodismo con imagen. Ahí nos sacó del anonimato a muchos jóvenes y nos lanzó a un mundo complicado y a veces, muy duro con los profesionales que se ponen frente a la cámara. Decía Jesús que teníamos que mirar al objetivo “como si fuera nuestro novio y quisiéramos enamorarle”. No quería bustos parlantes, no le gustaba la frialdad de la noticia escueta…quería personalizar la información, ponerle nombre y apellidos. “No somos más que contadores de historias, Nievuscas”, así me decía el propio Jesús.

Sí, le echo de menos. Creo que hay personas imprescindibles en la vida de cada persona. Jesús lo era en la mía. ¡Cuántos momentos compartidos en el plató y fuera del plató! Pocos le conocían de verdad. Era un gran tímido y una persona con un gran sentido del humor y del honor. Decía que lo último que hace un periodista, es lo último que queda de él. Ahí se equivocó. Nos han quedado muchas cosas de su carrera desde sus comienzos hasta el final. El conjunto de lo que hizo fue lo verdaderamente importante. Un hombre con una memoria privilegiada, un periodista diferente con un estilo también diferente. Siempre dispuesto a ayudar y a escuchar, esto es muy importante. No le gustaban los elogios y no iba a recoger ningún premio. Hizo honrosas excepciones. Estuvimos sus chicos y chicas acompañándole cuando le dieron el Premio Nacional de Periodismo. ¡Menos mal que el ministerio de Cultura no llegó tarde! El marinero frustrado, el periodista que narró en televisión la llegada del hombre a la luna, el corresponsal que no pasaba inadvertido, el director del primer programa que tuvo la Televisión por la mañana. El director de la tarde. Ese “A mi manera” que contaba con el premio nobel Camilo José Cela como tertuliano y tantos otros ilustres. Siempre obsesionado con no desequilibrar la balanza ideológica, ni de un lado ni de otro. El equilibrio era su mejor apuesta. Ese “gran padre” para muchas generaciones de comunicadios, no se irá nunca. Descubrió una fórmula de hacer televisión que todavía se imita. De modo, que aquí estás Jesús porque nunca te fuiste. Siempre seré tu “chica Hermida”. Un honor y toda una seña de identidad. Gracias y mil veces gracias.

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