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Casi lleno en Vistalegre y aprobado para Talavante

Cayetano suspende en Madrid y Morante saca notable

Cayetano suspende en Madrid y Morante saca notable

domingo 28 de febrero de 2010, 22:22h
El examen era fácil. Porque ni el toro justo de presencia ni la afición facilona de Vistalegre tienen nada que ver con la cátedra de Las Ventas. Pero Cayetano suspendió en una tarde en la que Morante de la Puebla, con altibajos pero momentos sublimes, volvió a sacar nota.
Toros de Núñez del Cuvillo, desiguales pero mal presentados en general, justos de fuerza, nobles y manejables; el 5º, sospechoso de pitones. Morante de la Puebla; silencio; dos orejas. Alejandro Talavante: ovación con aviso; ovación y saludos con aviso. Cayetano: pitos; silencio. Plaza de Vistalegre. Domingo 28 de febrero. 5ª y última de la Feria de Invierno. Casi lleno.
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Como a Felipe II. Así el bonachón público de Vistalegre se lo puso a la terna, a la que obligó a saludar -sin haber hecho nada aún- tras romperse el paseíllo- y a la que jaleó a la más mínima. Como a Felipe II. Así el encierro de esa ganadería que tanto gusta a las figuras, Núñez del Cuvillo, comodito, anovilladito, flojito y justito de casta, se lo puso a la terna.

Pero sólo sacó nota el genial Morante de la Puebla, cuyo reino no es de este mundo. Le dan igual los trofeos y hasta la gente. Barroco y único él, se dedica a sacar de su alma torera el cante hondo que atesora. Y también a pegar petardos de vez en cuando, que no fue el caso en este festejo. Ya en el primero, de escasas fuerzas, cascabeleó un par de verónicas y una media de auténtica magia.

Luego apuntó algún destello, pero el burel no aguantó y Morante cortó. Con el cuarto, con un punto más de fuerza, parió una faena desigual, pero con momentos inspiradísimos, de pura creatividad. Sobre todo en la sinfonía de ayudados y adornos de inicio y final, todo un placer para el espíritu. El estoque quedó atravesado y con una oreja iba servido, pero ese mal presidente que es Julio Martínez le regaló la segunda.

Y el de La Puebla, con sensibilidad y señorío, dio la vuelta al ruedo sin trofeos y se negó a salir a hombros al concluir la corrida. Un notable alto hasta en eso. Y un aprobado logró Alejandro Talavante, en plena recuperación,en dos labores de sabor clásico y pisando terrenos comprometidos, pero que malogró con la espada.

Sin embargo, el mediático Cayetano sacó calabazas. Con un lote similar al de sus compañeros, fue incapaz de aportar algo que no fueran dudas, desconfianzas y trapazos con percal y flámula, muy lejos de lo que de él esperaban sus múltiples seguidores y seguidoras. Lo malo es que su siguiente examen será en San Isidro, con el exigente público y el exigente bicorne de Las Ventas. Allá él.
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