La insoportable levedad de Cospedal
jueves 27 de noviembre de 2014, 23:54h
Los enredos verbales de María Dolores Cospedal podrían
coleccionarse en una carpeta de absurdos gramaticales y sus teoremas políticos
encajarían divinamente en un catálogo de lugares comunes. Cospedal no junta las
palabras para expresarse, las amontona deliberadamente; colocándolas después a su antojo. Cambiando los vocablos de lugar y
de significado, convirtiendo el sujeto en predicado y el complemento en verbo,
pretende explicarnos lo inexplicable. Veamos cómo transforma lo negro en blanco: cientos de
miles de ciudadanos de Castilla La Mancha, han leído ustedes bien, cientos de
miles de posibles dolientes, podrán tratarse en los hospitales de la vecina
Comunidad de Madrid. Un convenio terapéutico, firmado recientemente, ampara las
migraciones de pacientes y acompañantes de un territorio a otro. En realidad, se
cuente la milonga que se cuente, las autoridades sanitarias madrileñas venían
reclamando una organización eficaz del tráfico de enfermos ajenos y los
recursos precisos para financiar la operación.
Estaban cansados de las complicaciones añadidas que se registraban en sus
centros hospitalarios más próximos a Toledo y Guadalajara.
Para cualquier observador imparcial, una procesión tan
lamentable pondría de relieve las carencias estructurales de una comunidad que
desatiende a sus contribuyentes, pero Cospedal analiza el fenómeno de una forma
muy distinta. Según interpreta los acontecimientos, el convenio ratificado apaña
las insuficiencias propias, en Madrid le resuelven el problema y su gobierno "ha hecho bien los
deberes". Retorcida la realidad, la buena señora regresa a su despacho de la
calle Génova y deja a los suyos tan abandonados como satisfechos. ¿Qué entiende
Cospedal por "hacer los deberes", se refiere quizás a los recortes
presupuestarios aplicados en la partida sanitaria, a la liquidación de miles de
contratos en un sector tan imprescindible, incluye acaso en la tarea bien hecha
la precariedad de medios y facultativos en los ambulatorios y hospitales que
administra su gabinete autonómico? Les aseguro que no, Cospedal oculta las causas reales de una
situación tan criticable y salda la cuestión con una manipulación informativa.
La Presidenta, una vez más, enturbia sus monólogos y los cierra con una
sentencia descolgada del contexto.
Cospedal repite los conceptos una y otra vez, enfatizando la
voz en cada reiteración, como si tuviera que ganar tiempo para hilvanar el
discurso que improvisa. Esta taquicardia expositiva provoca en la audiencia cierta
perplejidad, por mucho que vaya acostumbrándose a su peculiar forma de hablar.
Cuando se embarulla excesivamente, aparecen los gazapos y los latiguillos
recurrentes, recursos añadidos que oscurecen aún más sus mensajes inacabados.
En esos casos, las intervenciones de Cospedal quedan para siempre en los
archivos del disparate. Recuerden ustedes el episodio Bárcenas. Se descubrió
que un burócrata del PP, experto presuntamente en recaudar dinero negro y
financiar con lo recolectado actividades partidistas, manipulaba los balances
contables y se enriquecía personalmente. Oficialmente lo despidieron, pero Bárcenas
siguió en su puesto, cobrando el salario
estipulado y cotizando a la Seguridad Social.
Denunciado el hecho, Cospedal se subió a la tribuna y aderezó
un simulacro de justificaciones legales, de simulaciones en diferido, pagos a cuenta, indemnizaciones fantasmas y otras lindezas
similares. Nadie entendió lo que decía y su Partido Popular quedó,
literalmente, con el culo al aire. Cuando las reiteradas redadas de compañeros
corruptos sobrecogen a la opinión pública, Cospedal se sienta en un banco de la
calle y contempla, como si fuera un espectador accidental, el desfile de
imputados y culpables. Comprobado lo visto, se indigna lo suficiente, se duele
como el que más y se nos presenta abatida y cariacontecida, como si fuera un
testigo ocasional de la tragedia que emponzoña su entorno. Pero no es así. Mientras
aguante su vela, nuestra simuladora se mantendrá en la Secretaria General del
Partido Popular, ocupará un escaño en Toledo y presidirá la comunidad autónoma que la vio nacer. En los
tiempos que corren, resulta insoportable
la levedad de María Dolores Cospedal.