Bueno, ¿y ahora, qué?

Es la pregunta que nos hacemos miles, millones de andaluces tras la resaca del 25-M y de la huelga general del jueves. ¿Y, ahora, qué? ¿Un Gobierno en manos de Sánchez Gordillo y los suyos?, ¿un Ejecutivo hipotecado por el programa radical de Izquierda Unida-Convocatoria por Andalucía?, ¿una nacionalización de la Banca y la expropiación de los escasos latifundios que aún restan? ¿una reedición del "pacto del progreso" que sacó los colores de la vergüenza a los sevillanos con las indencentes mariscadas de Torrijos? ¿nuevas convocatorias de huelgas generales que lleven a la quiebra total a la ya depauperada economía andaluza? El panorama que se nos presenta es aterrador, pero es el que, por un exceso de confianza en las encuestas o por pura desidia de quienes  tenían la obligación de acudir a votar, han elegido la mayoría de los electores de esta tierra. Es lo que hay. Ajo y agua. Y ahora no vale lamentarse ni buscar culpables. Los únicos culpables, para bien o para mal, hemos sido los andaluces.

Ahora, lo que hay que hacer es afrontar el difícil reto en el que nos encontramos por deseo propio y tratar de el presidente del Gobierno que salga elegido en el Parlamento, con toda probabilidad de color socialista con el apoyo comunista,  o, lo que es lo mismo, Pepe Griñán, sea consciente de que los andaluces han castigado su prepotencia, la corrupción institucionalizada y el desprecio a los controles democráticos. Porque es necesario recordar, una vez más para que no se olvide, que ha sido el PSOE quien ha perdido las elecciones del 25-M, aunque consiga volver a gobernar. Y que el PP las ha ganado por primera vez en treinta años, aunque Javier Arenas no haya logrado su objetivo de acceder a la Presidencia de la Junta. Lo digo porque son muchos los medios de comunicación que no paran de pedir cabezas confundiendo el tocino con la velocidad e inventándose y especulando con necesarios relevos a corto y medio plazo. Tranqulidad, compañeros, todo se andará a su debido tiempo. Sobre todo si, como algunos prevén y con razón, el pacto PSOE-IULV-CA puede que dure menos que un caramelo a la puerta de un colegio.

Es curioso, pero preguntes donde preguntes, en la izquierda, en la derecha, en el centro, en el mercado, en el autobús, en el ambulatorio o en la calle, ocurre lo que con los programa basura, que nadie los ve. Todo el mundo ve los documentales de la 2. Ja. Aquí y ahora resulta que nadie ha votado a Izquierda Unida que ha sacado casi medio millón de votos y, ellos, que tanto se quejaban de la Ley D'Hont, han comprobado que con algo más de cien mil votos que en los anteriores comicios, han conseguido duplicar el número de escaños obtenidos en las autonómicas de 2008. No sé si Diego Valderas, empeñado como estaba en modificar la Ley Electoral, sigue pensando lo mismo a estas alturas de la película. Por lo pronto, lo que el coordinador general de IULV-CA quiere es la Presidencia del Parlamento andaluz (él ya fue presidente de la Cámara en el periodo de "la pinza" con el PP) y, al menos, tres de las trece Consejerías que conforman el actual Ejecutivo, a saber, Gobernación y Justicia, Empleo y Agricultura y Pesca: Renuncian, claro, a las que tienen mayores problemas de liquidez como Salud o Educación y dejan en manos de Pepe Griñán los "marrones" de Hacienda y Administración Pública, Economía, Innovación y Ciencia y Obras Públicas y Vivienda.

Al margen de lo que suceda de aquí a la sesión de investidura del nuevo presidente de la Junta, lo que nos ocupa y preocupa en estos momentos es la huelga general del 29-M. Seamos serios, las cifras que dan unos y otros nos la traen al fresco. Una huelga general siempre, la gane el Gobierno o los sindicatos, supone un absoluto fracaso de la democracia. Al final no es sino un pulso de los sindicatos (apoyados generalmente por las fuerzas políticas perdedoras de las elecciones) que puede pasarles factura si prosperan algunas iniciativas como la que ya corre por internet sobre una manifestación antisindical programada para el 17 de mayo en todas las capitales españolas para dejar en evidencia a unas centrales sindicales que viven del presupuesto, que cada vez representan a menos trabajadores y que con sus "piquetes informativos" y sus algaradas callejeras, están tocándole los cataplines a millones de autónomos que son los verdaderos motores de la economía de este pais y a los que las huelgas generales y el cierre obligado y violento de sus negocios, les produce verdaderos quebrantos económicos que, desde luego, no se los solucionan ni UGT ni CC.OO. y muchos menos sus dirigentes, ya se llamen, Méndez, Pastrana, Toxo o Carbonero. Vamos camino de Grecia. El Gobierno seguirá adelante con sus reformas, los sindicatos mantendrán el pulso y los currrantes, a la espera de la convocatoria de la próxima huelga general para antes de que llegue el verano. Es lo que nos queda. Lo repito. Ajo y agua.