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El 2008 en Chile

jueves 10 de enero de 2008, 20:05h

En el terreno político, el que se inició podría ser el año que viviremos … no en peligro, sino en conflicto. La alianza de partidos “Concertación por la Democracia”, que accedió al poder en marzo de 1990 -sucediendo a la dictadura de Pinochet- ha perdido su mayoría en el Parlamento no a consecuencias de una elección, sino a causa de los conflictos internos de los partidos que la integran.

La Concertación ha ganado todas las elecciones, presidenciales, parlamentarias, municipales, desde 1989 hasta ahora. Le ha cambiado el rostro al país, lo ha modernizado, pero no ha sido capaz de superar sus problemas internos. En la actualidad el país vive los efectos de una grave crisis política.

Esta seguirá profundizándose en el curso del 2008. Las encuestas muestran sostenidamente la poca confianza de los electores en la clase política, en los partidos y en el Parlamento.

La primera mujer presidenta de la República en la historia de Chile enfrentará un año complejo en el Parlamento y en la calle. Es un secreto a voces que se prepara una segunda edición de la “revolución de los pingüinos”, los adolescentes de educación media que en el 2006 llevaron al país al borde del más grave enfrentamiento de masas de los últimos 25 años.

En esta ocasión se cuestionará la esencia del sistema político post-pinochetista a propósito de la reforma educacional que propone la Presidenta Bachelet. Obligada a gobernar sobre la base de compromisos y buscando eternamente en el Parlamento los votos indispensables para sus iniciativas, Bachelet impulsará en el 2008 el debate sobre una reforma educacional que los jóvenes ya califican de escasa y mezquina.

Simultáneamente, el Gobierno forzará las cosas para el despacho de una reforma previsional, que incluye el pago de una pensión básica solidaria (aproximadamente 100 euros) para todos los adultos mayores.

La Presidenta se preocupa más por los problemas que afectan a las personas y a las familias, que por los equilibrios políticos o por su eventual supervivencia en este campo. Por ello saldrá en el año que se inicia al campo de batalla, intentando sólo reunir los votos indispensables para sus grandes proyectos. Entre ellos (además de la reforma educacional y previsional) el conjunto de leyes destinado a combatir la delincuencia y la profundización del nuevo sistema de salud pública, además del transporte urbano.

Respecto a la salud, este año se habrá duplicado el número de patologías financiadas en su totalidad por el Estado mediante el Plan Auge y se habrá completado el programa de protección maternal, incluyendo 800 nuevas salas cuna que reciben gratuitamente a todos los niños recién nacidos.

Con ello la pobreza –que se ha reducido en los gobiernos de la Concertación del 18% al 13%- habrá llegado a sólo un diez por ciento en el 2009, porcentaje que incluye a la actual “extrema pobreza”, que ya es sólo de un 3,2%, cifra manejable y difícil de reducir.

En cuanto al transporte público en Santiago, éste sólo puede mejorar, a medida que se crean nuevas líneas y se acomodan los paraderos en las calles y las vías exclusivas. Lo peor del violento cambio ya se vivió el año 2007.

Esta impactante lista de éxitos del actual Gobierno podrían generar un mejor clima electoral para la Concertación; pero el sentir ciudadano no siempre coincide con el clima político. Tras dieciocho años en el poder, los partidos de la Concertación han sido levemente infectados por la corrupción; pero han enfermado gravemente de un ansia de poder. Este factor ha generado la formación de grupos y subgrupos, que podrían poner en riesgo la subsistencia de partidos hasta ahora tan sólidos y estables, como la Democracia Cristiana y el Partido por la Democracia (PPD).

En cuanto a la economía, las perspectivas también son halagüeñas, a pesar de la alta inflación (7,8% en el año pasado) pero con un bajo porcentaje de desocupación (6 a 7%). El crecimiento de la economía no despega más que alrededor de un 5%. Mientras se mantenga el altísimo precio del cobre -uno de los principales productos de exportación de Chile- el país podría hacer frente a los también altísimos precios del petróleo.

En otro orden de temas se anticipa también el 2008 un conflicto por la fijación del modelo de la televisión digital abierta, que puede generar un fuerte choque entre los actuales canales privados y la autoridad del ramo, en el cual intervendrá ciertamente la poderosa industria electrónica.

Siempre sobre las comunicaciones, podría agravarse un conflicto que hasta ahora se mantiene latente, por la práctica monopolización de las ondas radiales. A finales del 2007 se consagró la creación del más grande conglomerado radial en la historia de Chile.

El 43,5 % del dial radiofónico chileno está ya en manos del grupo español Prisa, que posee 213 concesiones y doce cadenas radiales que cubren todo el territorio. La pugna por la instalación en Chile del consorcio español se dio en términos de una fuerte batalla ante las autoridades económicas y el Poder Judicial, lisa que fue definida por un observador como el debate entre un poderoso cardenal y el cura párroco de una iglesia campesina.

El movimiento sindical aspira a hacerse presente en el año que se inició (“el 2007 sembramos lo que este año vamos a cosechar”, dijo Arturo Martínez, presidente de la multisindical CUT). Ello en el escenario de inicio de una campaña electoral que deberá definirse en octubre del 2008 en los comicios municipales, en los que quedará pre-diseñado el futuro político del país.

En el año, tercero del gobierno de cuatro años de Michelle Bachelet, presenciaremos además el fortalecimiento público de grupos de extrema izquierda, teñidos de tendencias anarquistas y proclives al uso de la violencia. Ello ya se ha expresado en la agudización de las protestas de los indígenas (un millón de personas distribuidos en las grandes ciudades pero sólo un tercio en la región austral).

El problema indígena se mezcla con las reivindicaciones ecologistas y la oposición a la construcción de centrales hidroeléctricas; pero tiene un fondo insoluto de pugnas por la propiedad de tierras de propiedad mapuche original, además del reconocimiento legal y constitucional de su nacionalidad.

Ante el amplio diapasón de conflictos que se prevén para el año, la Presidenta privilegia el debate, la creación de comisiones de diálogo; pero quienes se le oponen van optando cada vez más por el descontrol, la violencia verbal, la descalificación.

Todo ello hace presumir un año conflictivo, pero no negativo. A su término las condiciones de vida de los más pobres serán diferentes para mejor.

Avanzará también la expresión democrática. Desde el término de la dictadura de Pinochet, la amenaza militar y el fantasma del retroceso político impidió la libre expresión de muchas demandas. Este proceso prácticamente ha finalizado y por ello se multiplica ahora la protesta, a veces en un tono excesivamente elevado y hasta en algunos casos sin justificación.

Este matiz será otro rostro que marcará el año 2008.

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