Trifulca de las que afortunadamente pocas se ven en las canchas de baloncesto: tuvo lugar durante el Real Madrid-Partizán de Belgrado en el Palacio de los Deportes.
El Real Madrid de baloncesto no sólo perdió el segundo partido de los cuartos de final de la Euroliga ante el Partizán de Belgrado. También perdió las formas y su buena imagen con una batalla campal que empezó el conjunto blanco como respuesta a la impotencia que experimentó en el ámbito deportivo.
El final del partido, cuando el marcador señalaba un humillante 80-95 para los blancos, quedó marcado por un enfrentamiento entre los jugadores de ambos conjuntos europeos, que buscan una plaza en la Final Four de la Euroliga.
La trifulca la comenzó Sergio Llul al chocar con el rival Kevin Punter, que continuaron el resto de compañeros implicando ya a los serbios en una tangana que pasó a mayores y es de las peores que se recuerdan en el baloncesto europeo reciente.
Las peleas tendrán consecuencias y el regulador de la Euroliga podría tomar decisiones drásticas de cara a sanciones a los jugadores implicados, que podrían incluso perderse el siguiente choque, ya en Belgrado, donde sigue la serie de al mejor de 5 partidos.
El público del Palacio de los Deportes, que estaba triste por cómo iban las cosas para su equipo, terminó consternado por el episodio de violencia que tenía ante sus ojos. En primera fila lo vivió atónito Raúl González y sus hijos, que estaban asistiendo al partido casi sobre la pista.
21 jugadores implicados fueron eliminados y el partido, a falta de casi 2 minutos de juego, se dio por finalizado por parte del conjunto arbitral, que tomó una decisión acertada y drástica a la vista de la gravedad de los hechos.
La escena más grave la protagonizó el madridista Yabusele, que llegó a comportarse como un luchador contra su rivales, y podría tener incluso sanciones internas por parte del Madrid. Incluso tuvieron que calmarle sobre la pista unos niños, que podrían ser sus hijos o unos invitados.
Tuvieron que intervenir incluso los vigilantes de seguridad del propio Palacio de los Deportes y agentes de policía para separar a los jugadores, que llegaron a enseñar los puños a sus contrincantes.
Ya con la calma tras el choque, el capitán del Real Madrid, Rudy Fernández, pidió disculpas públicas a afición y al mundo del baloncesto en general.
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