Ya pasó con Ángel María Villar, y volvería a pasar con Luis Rubiales: la FIFA, el máximo organismo regulador del fútbol a nivel mundial y que tiene la potestad de que selecciones nacionales y clubes puedan competir en torneos oficiales, impide las destituciones de presidentes de federaciones.
La FIFA creó este mecanismo con buena fue, con el objetivo de que partidos políticos y gobiernos autoritarios, sobre todo en países con dudosos regímenes democráticos o ni siquiera democráticos, puedan quitar y poner a su gusto a los mandatarios del fútbol y por tanto ir en contra de la independencia de las organizaciones o federaciones nacionales.
Por eso, el organismo que ahora mismo dirige Gianni Infantino ya ha avisado en varias ocasiones a distintos países que no puede destituir desde los gobiernos y las instituciones políticas a los presidentes de federación. Es por eso que, como ya avisó ayer Pedro Sánchez y también el presidente en funciones del CSD (Consejo Superior de Deportes), Victor Francos, no pueden hacer más que presionar para que Rubiales cambie de actitud, realice una disculpa creíble por su comportamiento en la final del Mundial femenino, o que dimita por voluntad propia.
No sólo peligra que la Federación española de fútbol quede apartada de las competiciones oficiales durante un tiempo, sino también la organización del Mundial de fútbol masculino que España está queriendo comandar junto a Portugal y Marruecos para 2030. La propuesta ibérica, con colaboración marroquí, es ahora mismo la favorita para albergar la cita futbolística y por supuesto cuenta con el apoyo del actual gobierno en funciones, pero también lo haría con un hipotético gobierno de Feijóo.
El caso de Villar
La última vez que la FIFA estuvo a punto de apartar a España de las competiciones fue en 2017, precisamente para defender a Villar, por entonces presidente de la RFEF, ya que consideró que había "injerencias" políticas del entonces gobierno de Mariano Rajoy. Si el poder político de entonces hubiera maniobrado para apartar a Villar, la FIFA hubiera dejado a nuestro país sin participar en el Mundial de 2018, en Rusia, como amenazó. Además, hubiera expulsado a España de todas las competiciones oficiales. Tras ponerse en contacto Gobierno y FIFA, la sanción quedó en advertencia verbal y no pasó a mayores.
Después, como es sabido, le vino 'dios a ver' al Gobierno porque estalló el escándalo del 'caso Soule': Villar era imputado por presunto desvío de fondos por el juez Santiago Pedraz. Ingresó en prisión en julio de 2017. Ya servido en bandeja, el CSD pudo suspender a Villar como presidente de la RFEF por esta imputación en los tribunales y a finales de ese año, el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) le destituía del cargo oficialmente.
El mecanismo contra Rubiales
De ahí que ahora todos intenten que Rubiales pase por el mismo trámite ahora: que sea imputado por una presunta y posible agresión sexual a Jenni Hermoso por ese beso no consentido en la celebración del título mundial y que el CSD le suspenda y posteriormente el TAD le aparte del puesto. Mientras, la Federación (RFEF), cierra filas y esta semana celebrará una Asamblea General con el objetivo de reforzar a su presidente y que los mandatarios regionales le confirmen en el cargo.
Sin embargo, mientras, van llegando nuevas denuncias. En total son 3. Ya lo ha hecho el presidente del Centro Nacional de Formación de Entrenadores de Fútbol (Cenafe), Miguel Ángel Galán, el ex árbitro Xavier Estrada Fernández y el partido político Sumar, de Yolanda Díaz. Se espera que esta semana lleguen más.
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