Los datos preliminares de inflación en la zona euro en marzo que aumentaron las preocupaciones en el BCE sobre la persistencia de las presiones de precios, se han confirmado. La inflación se redujo del 8,5% al 6,9%, principalmente por la rápida caída de los costes energéticos, pero la inflación subyacente se aceleró hasta el 7,5%, frente al 7,4% del mes anterior. La persistencia de unos niveles elevados de inflación subyacente ha llevado a la mayoría de los dirigentes del BCE a afirmar que los tipos de interés deberán seguir subiendo, a pesar de las subidas récord de 350 pb registrados desde el pasado mes de julio. El debate está ahora entre una subida de 25 pb o de 50 pb en la reunión del 4 de mayo y es probable que los datos de inflación de abril, que se publicarán sólo dos días antes de la decisión, sean el factor determinante.
Por ahora, los mercados se inclinan por la subida menor, pero siguen viendo una posibilidad de un 33% de que el BCE opte por una subida mayor. Tampoco prevén que sea la última. Ayer, el economista jefe de la institución monetaria señaló que llevando los tipos de interés a un nivel suficientemente restrictivo y fomentando un periodo de crecimiento por debajo de la tendencia mediante la amortiguación de la demanda, se podrá contrarrestar las presiones inflacionistas a medio plazo al tiempo que “garantizaremos que la fase prolongada de inflación por encima del objetivo no se consolide”. Afirmó que, una vez que el tipo de referencia alcance un nivel máximo, permanecerá en él durante un largo periodo antes de que puedan producirse recortes.
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